jueves, 24 de febrero de 2022

370/ Bañada en oro

Más que mil palabras inútiles, 

vale una sola que otorgue PAZ  (Buda).


Nunca un anónimo me había sugestionado tanto. De ordinario la factura de un texto anónimo no suele ir precedida de una firma de alto vuelo literario. Existen excepciones, incluso, libros enteros. Pero esto es otra cosa. Aquí no hay resonancias antiquísimas ni tono inquisidor ni nada que se le aproxime. Aquí hay actualidad, aquí hay oficio de esteticista y pragmática pluma, aquí hay un escritor (o escritora) detrás que sabe requetebién lo que se hace. Mi enhorabuena a <<Manos Unidas>> por tomarse en serio la literatura y, por ende, el lenguaje. <<Fecundas>>, <<sembradoras>>, <<gratuidad>> son bellos términos que ennoblecen nuestro idioma. Percátese el lector de que la mayúscula (<<Manos>>, <<Esperanza>>, <<Mundo>>, <<Justicia>>, <<Amor>>) otorga quilates a la palabra escrita. Ya no es, esta, palabra de hojalata. Ahora es palabra de oro o, al menos, bañada en oro. Seamos justos con el idioma. Empleémoslo con sabiduría y valiéndonos siempre de una brújula que nunca falla: la belleza.

     El texto (poema) de que hablo es este:        


     ORACIÓN “LA HORA DEL HAMBRE”


     Que seamos, Señor, manos unidas

     en oración y en el don.

     Unidas a tus manos en las del Padre,

     unidas a las alas fecundas del Espíritu,

     unidas a las manos de los pobres.


     Manos del Evangelio,

     sembradoras de vida,

     lámparas de Esperanza,

     vuelos de Paz.


     Unidas a tus Manos solidarias,

     partiendo el Pan de todos.

     Unidas a tus Manos traspasadas

     en las cruces del Mundo.

     Unidas a tus Manos ya gloriosas de Pascua.


     Manos abiertas, sin fronteras,

     hasta donde haya manos.

     Capaces de estrechar el Mundo entero,

     fieles al Tercer Mundo,

     siendo fieles al Reino.


     Tensas en la pasión por la Justicia,

     tiernas en el Amor.


     Manos que dan lo que reciben,

     en la gratuidad multiplicada,

     siempre más manos,

     siempre más unidas.


     Apostilla: La resonancia religiosa del poema arriba copiado es, para mí, secundaria. La dimensión ética, principal.

     Paz para todos los pueblos. 

     Sic erat scriptum.  

lunes, 14 de febrero de 2022

369/ "Desolación de la quimera"

Como animal domado por el látigo, El hombre.

(Luis Cernuda. Desolación de la quimera).


El idealismo no trae nada bueno. Háganme caso: no idealicen nada ni a nadie. Uno de los perjuicios que trae consigo el idealismo es la utopía (y esta, la quimera). Refiero, aquí, la segunda acepción que de esa entrada ofrece el Diccionario de la Lengua Española. A saber: <<Utopía>>: `Representación imaginativa de una sociedad futura de características favorecedoras del bien humano´. Particularizo un poco y digo: El individuo futuro de características favorecedoras del bien humano. Es hora de huir de las generalidades sin demasiados rasguños en rostro y cuerpo. Repito, ahora, el inicio de este post: El idealismo no trae nada bueno. Yo no idolatro. Yo idealizo. Idealizar e idolatrar no son la misma vaina. Precisamente, por idealista, de vez en cuando me he comido la bofetada con la mano abierta de una realidad pura e inamovible. Por ejemplo: Que nadie está a salvo de la incongruencia, del tiro errado, de la imbecilidad. Ni siquiera el más inteligente, acertado, coherente sobre la faz de la Tierra lo está.

     Unos apuntes sobre Stalin...

     Miguel Hernández: <<Ah, compañero Stalin: de un pueblo de mendigos / has hecho un pueblo de hombres que sacuden la frente, / y la cárcel ahuyentan, y prodigan los trigos>>.

     Rafael Alberti: <<Padre y maestro y camarada / quiero llorar, quiero cantar, / que el agua clara me ilumine, / que tu alma clara me ilumine / en esa noche que te vas>>.

     Pablo Neruda: <<Su sencillez y su sabiduría / su estructura de bondadoso pan y de acero inflexible / nos ayuda a ser hombres cada día>>.

     Mis idealizados poetas erraron el tiro...

     Desolación de la quimera, ay.