martes, 25 de octubre de 2016

236/ Una estulticia

Consígala el que la persiga: lema terapéutico. No hay más que aferrarse a la idea de insistir para acabar logrando lo pretendido. Parece herrumbrada (digo: la idea) por el uso. Todo lo que se propaga y envilece implementándose según los vicios del populacho se apoca y se inhibe. Se desvirtúa. ¿Y no sucede así con el arte de la canción? Los lumbreras de la academia sueca han concedido el Nobel de Literatura a Bob Dylan. Quien, a pesar de los vientos (¿de las brisas?) favorables, no ha escrito nada elevado nunca. O eso y lo que viene más abajo sostienen muchos (aquéllos a quienes yo sigo). Sus letras se propalaron y fueron masticadas y tragadas por la dentada y el tragadero respectivamente de la masa enardecida de ilusorio asombro y se operó el milagro. Desapruebo (con aquéllos) la decisión de los estultos académicos y les aconsejo que se vayan a casa y dejen vacante su puesto con miras a ser ocupado por otras criaturas versadas en juzgar con rectitud técnica y enjundia estética y hondura filosófica el arte de crear con la palabra. Si don Benito Pérez Galdós (pongamos por caso) levantara la cabeza, tomaría ácido acetilsalicílico, aguardaría un instante el ausente efecto del analgésico y regresaría frustrado e irritado a la sombra. 

miércoles, 12 de octubre de 2016

235/ El espejo de Borges

Pongo aquí unas líneas aclaratorias de la significación del espejo en la obra de Borges. Son escasamente ocho pero, creo, suficientes para entender el símbolo. Me corrijo: para vivir el símbolo. La metafísica es arduo trabajo mental. Nunca hay nada esclarecido. Todo parece desvanecerse en una pura ensoñación pasajera y volátil. Todo, menos la codicia de la aprehensión intelectual. La cual no ceja en su empeño de acaparar la realidad circundante sea cual sea. El humo no es ajeno a su circunscripción. 
     Estas son las líneas a que aludo: 
     “ (…) En lo atañente a negar la existencia autónoma de las cosas visibles y palpables, fácil es avenirse a ello pensando: La Realidad es como esa imagen nuestra que surge en todos los espejos, simulacro que por nosotros existe, que con nosotros viene, gesticula y se va, pero en cuya busca basta ir, para dar siempre con él” (Jorge Luis Borges. Inquisiciones. Alianza Editorial. Madrid, 2007. Pág., 130).
     Espero (más deseo) que este post resulte útil a algún lector del bonaerense.