jueves, 31 de octubre de 2013

107/ Cuenta Borges... XXI

(...de Inquisiciones)

Cuenta Borges acerca del criollismo una verdad desalentadora: que sus señas de identidad no son sino “(…) la tristura, la inmóvil burlería (…) [y] la insinuación irónica (…)”. He empleado el término desalentadora por un motivo concreto: hay una desigualdad entre el carácter auténtico del criollo y el que se le quiere endilgar. Un americano de ascendentes españoles extravía la pasión de sus antepasados por la quietud de sus ahora-presentes. Algo informa su alma que no casa bien con él. La vida propone y el criollo nunca dispone. No es ajena a este hecho la literatura. 

miércoles, 30 de octubre de 2013

106/ Cuenta Borges... XX

(...de Inquisiciones)

Cuenta Borges una relación literaria inaudita entre E. Fitzgerald y mi queridísimo y admiradísimo Omar Khayyam. Desconocía yo el hecho. Y no es otro que el primero tradujo al segundo a la lengua inglesa. “La veracidad de esa traducción ha sido puesta en tela de juicio, no su [belleza]”. La disparidad radica en que en el texto original las estrofas son independientes entre sí. En la traslación, en cambio, esas entidades conforman un poema. Aparte de las licencias que el inglés se permitió y que llegan a ser un mal menor por quedar enterradas bajo la beldad total de la obra. El padre de Borges tradujo la versión de Fitzgerald: “(...) [reemplazó] con asonantes (...) la aguda rima que rige (...) en todas las líneas, con exclusión de la penúltima: proceder que justifica la mayor sonoridad de nuestro lenguaje”. Quién sabe si alguien no versionó la versión de la versión de la versión original de Omar. Seguro estoy que cada una de ellas acoge un alma distinta y en todas late un distinto corazón. Atendiendo (por qué no) a una unidad de fondo. O eso quiero creer.   

martes, 29 de octubre de 2013

105/ Cuenta Borges... XIX

(...de Inquisiciones)

Cuenta Borges lo que sigue: en los libros de Ramón Gómez de la Serna están, individualizadas, todas las cosas del mundo. Coteja al español con el norteamericano Walt Whitman. De la Serna sale victorioso. Whitman enumera los objetos que, hacinados, conforman el Mundo. Su visión es colectiva. No abraza la individuación. Otra comparativa viene a cuento: la de Max Jacob y la de Renard. Ninguno le haría sombra al español. Porque en su inventiva despunta el ingenio por encima de la condición humana. No aferran la vida huidiza (en palabras borgianas) como sí hace Ramón. Un dato: las seiscientas páginas de La sagrada cripta de Pombo, según el bonaerense, no dejan lugar a la indiferencia lectora. Ni una sola. ¡Ni una! Ya es meritorio.   

lunes, 28 de octubre de 2013

104/ Cuenta Borges... XVIII

(...de Inquisiciones)

Cuenta Borges la hermosura de los versos de Manuel Maples Arce cuya activación él estriba en dos procedimientos: devolviendo a un adjetivo su significado original y, desde luego, utilizándolo como comparación breve. Ejemplo de lo primero sería: montaña excelente. Ejemplo de lo segundo: violín oscuro, atónita ventana, calle planchada, huesoso invierno, voz ojerosa. Todo con la mezcolanza de los diferentes dominios de sentidos. Elige Borges estos versos de Andamios interiores de Maples como cierre de su averiguación: (Así todo, de lejos, se me dice como algo/ imposible que nunca he tenido en las manos). Lo mismito me sucede a mí con Inquisiciones

viernes, 25 de octubre de 2013

103/ Cuenta Borges... XVII

(...de Inquisiciones)

Cuenta Borges su impresión sobre una teoría metafísica sustancial e inquebrantable. La de Berkeley. Ésta refiere que solo existen las cosas en tanto son advertidas. Latinizándola: esse rerum est percipi. Luego cita al filósofo: “(…) todo el (…) cielo y (…) la tierra (…) no tienen subsistencia allende las mentes; su ser estriba en que los noten y mientras yo no los advierta o no se hallen en mi alma o en la de algún otro espíritu creado, hay dos alternativas: o carecen de todo vivir o subsisten en la mente de algún espíritu eterno”. El maestro elucida que Berkeley no era solo pensador sino también teólogo. Spencer objetó la doctrina mentada. Y adujo que a resultas de la premisa principal cabría argüir que la conciencia no es sino ilimitada en su esfera. Borges recusa: “cuanto acontece es de orden espiritual; (…) calidad que no afecta (…) a la cantidad de sucesos (…) [del] vivir”. Spencer no se da por vencido. Razona que siendo la conciencia ilimitada en su esfera, lo es también en el espacio. A lo que Borges contrapone que “el espacio, según los idealista, no existe en sí: es un fenómeno mental, (…) y siendo parte de la conciencia no puede (…) decirse que ésta hállase enclavada en él”. Pero Spencer...: la conciencia, además, es infinita en el tiempo. Por lo que Borges...: “ [la] infinitud del tiempo no abarca necesariamente una dilatadísima duración. Suponed (…) que solo existe un sujeto y que todo cuanto sucede no es sino una visión desplegándose ante su alma. El tiempo duraría lo que durara la visión, que nada nos impide imaginar como muy breve”. Y, por fin, Spencer: “faltando ajenos existires que podrían limitarla en el tiempo o en el espacio, la conciencia debe ser incondicional y absoluta. Todo en ella es autodeterminado; la continuación de un dolor, la cesación de un placer, obedecen únicamente a condiciones impuestas por la misma conciencia”. Entonces Borges...: “el artificio de tal argumentación descansa en el sentido instrumental, personal, (…) mitológico, que Spencer introduce en la palabra conciencia, proceder que nada justifica”. A salvo queda Berkeley. Quién mandaría al bonaerense meterse en tales berenjenales.         

jueves, 24 de octubre de 2013

102/ Cuenta Borges... XVI

(...de Inquisiciones)

Cuanta Borges a propósito de Unamuno dos certidumbres. Una me acaricia. La otra me abofetea. Son estas: si alguien juzga que “la poesía es cosa (…) [para el deleite] y no (…) [para el análisis], le responderé [que versos urdidos con inteligencia] valen al menos tanto como los [auditivos y sugeridores de visiones]”. ¡Bravo! Ahora la bofetada: “y si (…) [hay quien opina] que (…) los momentos más felices de la poesía brotaron no ya de (…) [la pasión] sino de (…) [la técnica], le diré que (…) [esos] no deben impedirnos gustar y (…) elogiar los frutos que de su bajeza proceden”. ¡Merde! Siempre ponderé la técnica por encima de otras consideraciones líricas. No conozco otro poeta cuya técnica sea perfecta, sin un solo error, que Juan Ramón Jiménez. Todos los demás cometemos fallas y todos nos jactamos de trovadores. Un edificio mal hecho posee techumbre y muros y piso. Aunque esos pisos y muros y techumbre estén apuntalados. O los cimientos se tambaleen. O las baldosas del piso se resquebrajen y dejen asomar lombrices. Lo sé. Pero me cuesta tanto aceptarlo...     

miércoles, 23 de octubre de 2013

101/ Cuenta Borges... XV

(...de Inquisiciones)

Cuenta Borges lo paradigmático de González Lanuza en lo relativo al ultraísmo. Con respecto a tan conocida corriente literaria no habría en Lanuza sino un epicentro generacional. Su libro (Borges no aclara cuál libro) “es arquetípico de una generación”. Y, otra vez, da muestras de imparcialidad: “Son inmerecederos de ese nombre los demás (…) Estorba en Guillermo de Torre la travesura de su léxico huraño (…), en Reyes la prepotencia del motivo del mar (…), en Diego la devoción exacerbada de Huidobro (…), en Bernárdez la brevedad pueril de emoción (…), y en [mí] la duradera inquietación metafísica”. Eso se llama humildad. Echo de menos a novelistas y poetas que recelen de su propia obra y respiren el aire puro de la autocensura. Muchos creen (creemos) comerse el mundo de las letras cuando en puridad son (somos) devorados por él.    

martes, 22 de octubre de 2013

100/ Cuenta Borges... XIV

(...de Inquisiciones)

Cuenta Borges acerca del yo, con espectacular jerga y soltura dialectal, que la personalidad es una “nadería”. Que no existe un “yo de conjunto”. Y aprovecha la ocasión para atizar a cuantos escriben centrados en sí mismos: “El siglo [XIX], en sus manifestaciones estéticas, fue (…) subjetivo. Sus escritores antes propendieron a patentizar su personalidad que a levantar una obra; sentencia que también es aplicable a quines hoy [siglo XX], en turba caudalosa y aplaudida, aprovechan los fáciles rescoldos de sus hogueras. Pero mi empeño no está en fustigar ni a unos ni a otros, sino en considerar la vía crucis por donde se encaminan fatalmente los idólatras de su yo”. Y cita a Schopenhauer: Un tiempo infinito ha precedido a mi nacimiento; ¿qué fui yo mientras tanto? Metafísicamente podría quizá contestarme: Yo siempre fui yo; es decir, todos aquellos que dijeron yo durante ese tiempo, fueron yo en hecho de verdad. Tal galimatías de ideas me sugiere dos reflexiones. Una: que los escritores (sobre todo los poetas) caemos en el error del egocentrismo por inercia. Y dos: que ese error acaba convirtiéndose en acierto si nuestra finalidad es persuadir. Hoy el deleite se transfigura en captar atenciones y no hay mejor forma de lograrlo que embutiéndonos en la piel de quien más sufre. O sea: el poeta. Aquellos que me leen desde su yo, el mío, subrayan su propia desventura. Adquiriendo la `obrita´ u obra u `obrón´ lo agradecen. O visitando `gratuitamente´ las bitácoras. Pueden estar tranquilos: todos los que escribimos somos lectores previos a nuestro yo que sueña y garrapatea o pintarrajea el mundo en `ego´ sobre `centrismo´ blanco, sepia, azul...             

lunes, 21 de octubre de 2013

99/ Cuenta Borges... XIII

(...de Inquisiciones)

Cuenta Borges la topografía de Buenos Aires en prosa poética. Casas y plazoletas que trasparentan el talante de sus habitadores. Las unas pusilánimes y las otras circunstancialmente señoriales. Y las calles sin fin cuya aspiración no es vertical sino una horizontalidad laberíntica. Por ellas vagamundea la esperanza que no es otra cosa que “la memoria de lo que vendrá”. Estas últimas palabras merecerían ascender a la categoría de verso. En sus venas late un pulso poemático. Law šá lláh alguien se atreva con ellas. No son ariscas ni tampoco muerden...        

viernes, 18 de octubre de 2013

98/ Cuenta Borges... XII

(...de Inquisiciones)

Cuenta Borges que descubrió a Norah Lange cuando él pretendía saciar el buche de la vanguardia con sus escritos. Cuando su anhelo era olvidar la lírica gastada para cursar “la imagen, la sentencia, el epíteto”... De la autora que pariera (Afuera la noche/ sacudiendo angustias./ Adentro, el corazón/ fresco de amor/ ¡Como una hoja nueva!) relata que sus versos quinceañeros resultaban limpios y que fue ella quien dio forma a Inquisiciones. Confieso que me han entrado ganas de leer a Norah Lange. La he buscado en la red y se me han puesto los pelos como escarpias al descifrar algunas de sus composiciones. Concisas. Intensas. Libres de broza. Implacables de corazón. Ágiles de mano... Su voz, me parece, prefigura en cierto sentido y acaso dejándome llevar por la emoción lectora la mía. No sé si es el tono o la pulcritud versal o el arte menor o qué. Y a ráfagas, creo, la de Adriana Schlittler Kausch sin parecérsele pero aproximándosele un punto en la manera de inspirar y exhalar el aire. Ya empiezo a sentirme, Norah, seducido por ti. Ya empiezo a amarte con toda el alma.     

jueves, 17 de octubre de 2013

97/ Cuenta Borges... XI

(...de Inquisiciones)

Cuenta Borges hasta 9 tipos de imágenes. Uno: “la (…) que sustantiva los conceptos abstractos”. Ejemplo: Mas nos llevan los rigores/ Como el pampero a la arena (Martín Fierro). Dos: “la (…) que sutiliza lo concreto”. Ejemplo: Las hojas soñolientas y cansadas de sol (Lenau). Tres: “la (…) que aprovecha una coincidencia de formas”. Ejemplo: Los pájaros remando con las alas (Virgilio). Cuatro: “la (…) que amalgama lo auditivo con lo visual (…)” Ejemplo: Voz pintada, canto alado (Quevedo). Cinco: “la (…) que a la fugacidad del tiempo da la fijeza del espacio”. Ejemplo: Cuando su cabellera está dispuesta en tres oscuras trenzas, me parece mirar tres noches juntas (Las 1001 Noches). Seis: “la (…) que desata el espacio sobre el tiempo”. Ejemplo: El puente como un pájaro vuela encima del río (Hölderlin). Siete: “la (…) que desmenuza una realidad, rebajándola en negación”. Ejemplo: El hombre es nadería consciente de sí misma (Julius Bahnsen). Ocho: “(…) la que sustantiva negaciones”. Ejemplo: Por la oscura región de vuestro olvido (Garcilaso). Y nueve: “(…) la que para engrandecer una cosa aislada la multiplica en numerosidad”. Ejemplo: Me arremetió el tropel de un borracho bostezador de bodegas (Torres Villarroel). Nadie desprecie, sería craso error, la metáfora. Es verdad que la voz puñal equivale a estos adjetivos: “frío, filoso, hiriente, inquebrantable, brillador, puntiagudo”. Como “ausencia de sol y progresión de sombra” a anochecer. No invento nada. Todo lo refiere Borges. Todo lo interpreta él.         

miércoles, 16 de octubre de 2013

96/ Cuenta Borges... X

(...de Inquisiciones)

Cuenta Borges que el estilo de Fernán Silva Valdés se nutre de imágenes inéditas trasparentando un arte antiguo. Y que “a un sentimiento nuevo no le conviene la línea curva de la imagen y sí la derechura del cotidiano decir”. Y... “¡qué grato es entretejer guirnaldas de imágenes alrededor de un tema ya adentrado en la intimidad de las letras!”. Verdad es, subraya luego el poeta, que Schopenhauer aseveró que las metáforas eróticas son de fácil descifre. Y no menos cierto es que la conciencia que se encarga de alumbrarlas se construye generación tras generación. Por eso El rancho de Silva Valdés resulta “(...) bello y no asombroso meramente”. Creo con firmeza que el carácter intelectual de la imagen cava su propia tumba. Los lectores post-modernos declinan pensar en pos de sentir. Es lo que yo llamo `la dictadura de las emociones´. No me sitúo del todo en frente. Solo empiezo a estar un poco harto del lirismo de hoy. Entiéndaseme: fácil y a vuelapluma. 

martes, 15 de octubre de 2013

95/ Cuenta Borges... IX

(...de Inquisiciones)

Cuenta Borges que Ipuche le deleita sobremanera. Más abajo hace una mención que distingue por sexo y a mí me asombra muchísimo: “Las (…) eficacias que hay en su dicción varonil –adjetivación pensativa, justedad trópica, gracia de narrador– pasan (…) huidizas a flor de la (…) impetuosidad de su verbo”. Otra explicita: “la lírica andaluza, tan callada de imágenes, (…) ha pluralizado su voz en la soleá y en la soleariya y en la alegría y en la cuarteta y en la seguidilla gitana”. Y, al final, refiere: Tunc Venus in sylvis iungebat corpora amantum. Al bonaerense este verso de Lucrecio le evoca la imagen de dos cuerpos entregados a la lujuria. Que todo parte de lo gaucho es sabido. Que en ello se encuentre lo universal, no tanto. 

lunes, 14 de octubre de 2013

94/ Cuenta Borges... VIII

(...de Inquisiciones)

Cuenta Borges que “hay gozamiento (…) en la frase que apenas es posible y que no enciende una señal en las almas”. Al decir de la literatura gaucha y de Ascasubi no le duelen prendas al maestro. Me quedo con una palabra de ensueño: imbelleza. Y con dos ideas. Una: lo frecuente de la extendida confusión entre novedad y asombro. Y dos: que “todo arte es una prefijada costumbre de pensar la hermosura”. Con franqueza: lo dudo. En la antedicha frase cabe El Mundo y éste no es necesariamente hermoso.   

viernes, 11 de octubre de 2013

93/ Cuenta Borges... VII

(...de Inquisiciones)

Cuenta Borges sobre la maestría de Cansinos Asséns en el manejo de la metáfora. Y declara: “(…) no es áspera y arrojadiza [sino] (…) espaciosa y amplia y su paradigma menos dudoso está en los narradores árabes o en los grandes latinista del mil seiscientos”. Solo una circunstancia le apea del trono del mejor prosista español: la falta de austeridad. Y es que “se encariña con todo tema, lo mira demasiado y es indeciso en los adioses”. Una llamada de atención al ingenuo lector cierra este capitulillo: “quiero prometer a quienes examinen sus libros, la más intensa y asombrosa de las emociones estéticas”. Siento repulsión hacia la palabra examen. Al toparme con ella tirito y me dan convulsiones. Entrego el beneficio de la duda a Borges y pienso que alude a: leer con atención tan maravillosa obra. Pienso. Léase: anhelo pensar. No es lo mismo.      

jueves, 10 de octubre de 2013

92/ Cuenta Borges... VI

(...de Inquisiciones)

Cuenta Borges de Quevedo que fue dual: principesco y zarrapastroso. Llevado esto, es claro, al lenguaje. Proclive a la sutilidad verbal. Y a la jerigonza picaresca. Al soneto y a la jácara. Siendo, perpetuamente, psicológico en contraposición con Góngora que fue gramático. Enarbolando la bandera del conceptismo... Y apuntilla Borges: “(...) [Quevedo] (…) es el empeño en restituir a todas las ideas (…) el carácter que las hizo asombrosas al presentarse por vez primera al espíritu”. Más no se puede decir de un escritor.   

miércoles, 9 de octubre de 2013

91/ Cuenta Borges... V

(...de Inquisiciones)

Cuenta Borges su gratitud a Sir Thomas Browne por la belleza de la obra que gestó y dio a imprenta. Que en 1642 deflagró la guerra civil en Gran Bretaña: Browne prefirió lo bello a lo bélico y no guerreó. Que la muerte le asaltó el día en que celebraba su alumbramiento. Que latinizó como Diego de Saavedra Fajardo: sin desaliñar las palabras. Que fue innovador y clásico. Lo primero sin asombrar y lo segundo sin “rigideces” de ningún tipo. Que su lenguaje era meridianamente claro hasta en los pasajes más líricos. Borges transcribe un fragmento de Brown que prefigura el ninguneo a que sería sometida la literatura del bonaerense: “¿Quién nos dirá si los mejores son conocidos, quien si no yacen olvidados, varones más notables que cuantos fueran en el censo del tiempo?” (Urn Burial. 1658). No se me alcanza si J. L. B. intuiría lo que a tontas y a locas se le vendría encima al correr del tiempo...: inevitablemente por lo demás.  

lunes, 7 de octubre de 2013

90/ Cuenta Borges... IV

(...de Inquisiciones)

Cuenta Borges que la metáfora debe ser hecha carne. Y declara: “ya no basta decir (…) que los espejos se asemejan a un agua. Tampoco (…) suponer (…) que los pájaros sedientos los beben y queda hueco el marco”. El camino a seguir será este: “(…) mostrar un individuo que se introduce en el cristal (…) y que siente el bochorno de no ser más que un simulacro que obliteran las noches y (…) las vislumbres permiten”. Antes afirma que en Buenos Aires no ha recalado una sola fábula digna de mención. No sabía, pobre, que eran las suyas las que estaban por llegar y ministrar grandeza a la Argentina. Se habría callado de haberlo sabido.   

viernes, 4 de octubre de 2013

89/ Cuenta Borges... III

(...de Inquisiciones)

Cuenta Borges que Joyce cursó la osadía. Osadía que le confirió el Ulises. Que lo mismo construyó, en esa obra, una catedral que una carpa circense. Que magistralmente mezcló ficción y realidad. Y que “su pluma (...) [ejerció] todas las figuras retóricas”. Y que “podría invocar el beneplácito de Kant (...) [o] de Schopenhauer”. Del primero porque distinguía lo real de lo irreal con ayuda de la causalidad: ésta no existiría en los sueños. Del segundo porque, para él, esa diferenciación se explica con el despertar del durmiente: el hombre vigilante solo vive. Acaba manifestando de manera implícita que lo ininteligible de la obra lo admirará con veneración. Como escribió Lope de Góngora. Algo conlleva la buena literatura para que aplaudamos lo etéreo. Barrunto si acaso no será un error y pequemos de sibaritas. O, lo que es peor, de cacasenos.  

jueves, 3 de octubre de 2013

88/ Cuenta Borges... II

(...de Inquisiciones)

Cuenta Borges que Gómez de la Serna y Cansinos Asséns son y no son análogos. El madrileño experimentaría jugando con las letras. El sevillano las emplearía para el sollozo. Y, a la vez, el primero sería trágico en su afán de huir del espíritu castellano a través del juego. Mientras el segundo llegaría a ser lúdico a tenor de una búsqueda alocada de metáforas. En esto ve Borges el corolario de la juventud: una significación banderiza que rige su preferencia.      

miércoles, 2 de octubre de 2013

87/ Cuenta Borges...

(...de Inquisiciones)


Cuenta Borges que Torres Villarroel fue émulo de Quevedo. Que no hizo otra cosa en vida sino resucitar al maestro. Que su obra es una parodia chacotera de la de don Francisco. Que éste influyó en él como un sortilegio en cualquier crédulo. Refiere Borges que Torres Villarroel “fue una provincia [de el de Madrid], más alegre y menos intensa que su trágica patria”. Espero que el avezado argentino dibujase al español en vez de a España. ¿Y no son lo mismo uno y otra? ¿El ser y la patria? ¿El hombre y el lugar donde éste expansiona su interioridad? Ay.

martes, 1 de octubre de 2013

86/ Belleza y dolor

Para ser poeta no hay que haber previamente sufrido. Mi convicción a machamartillo se tambalea si topo con frases del tipo: “¡el conocimiento es dolor!” o “¿no ves cuan necesario es este mundo de penas y desventuras para enseñar a la inteligencia y convertirla en alma?” o “le grand malade, le grand criminal, le grand maudit... et le suprême savant”. Por orden de surgimiento las firman Byron, Keats y Rimbaud. Considero que habríamos de especificar antes qué es poesía. Ésta no se extingue con el instinto (o la razón) ni con el sentimiento. También la gestan la capacidad de imaginar (o de soñar) y el inconsciente colectivo. La fórmula poesía eres tú resulta acertada y nítida y apunta al centro del embrollo. Poésie vendría a significar `aquello a lo que le corresponde ser porque no puede no serlo´. Definirla conlleva un error de fondo. ¿Y si la concebimos sin juzgarla? O, lo que es lo mismo, ¿ni afirmándola ni negándola? Yo siempre defendí la belleza como uno de sus rasgos sine qua non. Hoy impugno esa idea. Neruda habló de “sangre por las calles”... La poetry se funda, creo, en lo poético. Representa la mirada del “trovador”. No sus “cánticos”. El poema es el disfraz que la lírica se enfunda para parecer humanamente artística. O lo que ve el lector que no es poeta. Intuimos (hay quien lo certifica) que existe el alma. Nadie (conjeturo) la ha contemplado jamás. A diario me pregunto qu’est-ce que la poésie. Antaño la identifiqué con la piel nívea y los ojos azules y el cabello rubio de una mujer. Qué errado iba. ¿Belleza y dolor como exclusivos generadores líricos? ¿No responde a realidades variopintas la archiconocida y no menos cultivada poesía? Aquéllos solo son dos de sus posibles inductores. Finalmente ignoro si nacen o se hacen con el poeta.