miércoles, 25 de diciembre de 2013

118/ Imposibilidad posible

Ignoro dónde radica el arte de Borges. Si en la trabazón de ideas. Si en el barroco o neobarroco contenido. Si en la erudición. Si en el modo de puntuar anormalmente melódico. Si en todo ello a la vez y en nada en particular. Uno solo de sus párrafos re-presenta todos los párrafos. Una sola de sus líneas, la totalidad de líneas. Acaso el verbo congregue la genialidad.  Ejecutar por hacer. Prefigurar por adivinar. Sojuzgar por dominar. Redactar por escribir. Inquirir por examinar. Y el manejo del tiempo. No el literario o textual. Sino el otro: el ideal o especulativo. Una de sus tesis es: todo escritor erige a sus predecesores. Kafka crea a Nathaniel Hawthorne. No a la inversa. Francisco Ayala profiere sentido a Cervantes. Garci enunciaría: “¡Prodigioso!” Borges lo pondera universal. El cosido de los párrafos no es menos lúcido: el hilo apenas se intuye y es como de araña: indestructible. Quien lee, casi al final, se percata y piensa: ¡ah, por esto decía...! En Inquisiciones difiere del de Otras inquisiciones. No del de Ficciones o El Aleph. Asimismo se distingue del de El libro de arena o El informe de Brodie: más ponderado y eficaz. Menos delicioso. Él (distinto a todos los escritores de todas las épocas y creyente en que la lectura, y no el texto en sí, es la variable fundamental del conjunto “Literatura”) mudó de apoco el estilo. A lo primero barroquísimo. A lo segundo neo-barroquísimo. De ahí a lo sencillísimo no hay un trecho demasiado ostensible. Declarar (en esta bitácora) la felicidad que me produce cualquier texto borgiano incurre en pleonasmo. Rehusaré hacerlo. En el transcurso de esta semana remataré mi lectura de Otras inquisiciones. Quizá recurra a imaginarla cíclica (interminable). ¿Cuántas veces leería yo la obra así, cíclicamente, de alcanzar la vejez mis días? La respuesta del bonaerense no se haría esperar: “Una sola vez”. Toda lectura normalizada es muchas lecturas. Un texto enmarca diversos textos. Como una novela diversos capítulos. Hay quien llama al prodigio: “líneas interpretativas”. Agotar esas líneas interpretativas en una única lectura es posiblemente imposible.   

lunes, 16 de diciembre de 2013

117/ Amores ocultos

...a cuantas en busca de paz fueron Ella.

Ya La peste es uno de mis libros de cabecera. Su autor (Albert Camus) no escatimó en grandeza literaria al escribirlo. Es novela proverbial. Es gigantesca. Es purísima. Dos vertientes suyas me han hipnotizado. Aquella que perfila la condición humana en tiempos de penuria y pavor: general. Y aquella otra que refiere el sentir del hombre individualista en toda época: particular. Ambas suponen para mí una corroboración y decenas de recuerdos. Corroboro la colectivización social en medio de un clima de sufrimiento y opresión generalizados. Piénsese en la cacareada crisis actual. Escribe Camus: “(…) todo consistía en renunciar a lo que había en ellos de más personal. Mientras que en los primeros tiempos de la peste eran heridos por una multitud de pequeñeces que contaban mucho para ellos y nada para los otros (…), ahora, por el contrario, (…) se interesaban en lo que interesaba a los otros (…)”. La segunda vertiente es la del amor que da y no recibe quien se ha independizado de todos y de todo. Camus alude al materno y al fraterno. Yo lo hago extensible al carnal, comúnmente denominado “de pareja”. Prestémosle atención: “(…) Y ella llegaría a morir –o él– sin que durante toda su vida hubiera podido avanzar en la confesión de su [amor]”. Espeluznante. Ocurre a menudo. Me atrevería a apuntar: más de lo imaginable. ¿Por qué callamos? ¿Qué nos induce a ocultar nuestro amor? Camus aventura una causa: “(…) Vivir únicamente con lo que se sabe y con lo que se recuerda, privado de lo que se espera”. Y concluye: “No puede haber paz sin esperanza”. Perdida ésta en el regreso de un amor que pudo ser o seguir siendo y que no será, es claro, nos entierra en vida. Entonces buscamos crepúsculos con que calmar nuestra ansiedad o textos hermosos con que refutarla. Entretanto hay un hombre o una mujer ignorantes que nunca sabrán nuestro desvelo. ¿Merece la pena? ¿Es ello justo? Una revelación de amor no debería incomodar sino, más al contrario, gratificar. Aunque el sentir que la fundamenta no sea correspondido. 

miércoles, 4 de diciembre de 2013

116/ Paralelismos

...con Sara y Raquel e Irene en el recuerdo.

Daniel, el Mochuelo, cuenta once primaveras. Once fueron las veces que vi yo amanecer un 17 de abril. Él debe partir a la ciudad en busca de progreso. Yo tuve que marchar a Granada en pos de la vida. Su amigo el Moñigo zurra a hombres que están en la veintena. Yo atizaba a adolescentes. Daniel nace en un valle septentrional. Yo nazco en otro sureño. La hermana del Moñigo se llama Sara. Yo tuve un amor de aula: Sara. El Mochuelo y el Moñigo de ordinario se aventuran fuera del pueblo. Yo indagaba más allá de las fronteras del mío. El pueblo del Mochuelo dispone de estación ferroviaria. En el mío paran los trenes. En el pueblo del Mochuelo vive un marqués: Antonino. En el mío vive otro “marqués”: Antonino. Una mujer responde al nombre de Rita y al sobrenombre de Tonta. Yo conocí a otra Rita que era un poco tonta. El Moñigo ejecuta flexiones gimnásticas que congestionan su musculatura. Yo me aficioné al levantamiento de mancuernas y de placas de hierro auxiliado por poleas. El Mochuelo y sus camaradas Moñigo y Tiñoso tienen un encuentro con el Manco (“viejo” sabio). El niño co-protagonista de mi segunda novela lo tiene con otro anciano sabedor. La Mariuca-uca es rubia con ojos azules. La niña co-protagonista de mi segunda novela es rubia con ojos azules. El padre del Mochuelo es cazador. Mi abuelo era cazador. El hermano de la madre del Mochuelo regala a éste un Gran Duque (tipo de búho). Yo veía uno de éstos en casa de Miguel el de Antonia cada vez que iba allá con mi primo de visita esporádica y fugaz. Y lo más llamativo de todo: un amigo mío responde al apodo de Mochuelo. El año 1989 leí por vez primera El camino. Hoy termino de releerlo. Es uno de los libros de mi infancia. Tuve que examinarme de él. No me arrepiento (porque me gustó). Lo leí con minuciosidad. Creo que aprobé. He estado a punto de llorar tres o cuatro veces conforme avanzaba en mi relectura. Esas letras que conforman palabras que conforman frases que conforman párrafos que conforman capítulos que conforman la novela son la misma novela y capítulos y párrafos y frases y palabras y letras que mi cerebro registró con solo once añitos y que, hoy, vuelven a insinuársele (a mi cerebro) a modo de sugestión emotiva. ¡Qué disparate el tiempo! Cada término refleja un sentir gestionado por mí de modo diverso según criterios de infancia y de adultez. Todos los sentimientos, todos, y no el amor: sigo amando como un niño y como tal pataleo y lloriqueo disconforme. Todos, todos, hasta la soledad. De niño le rehuía y la disfrutaba. De mayor la busco. Y la detesto. La llamo. Y la repudio. Incluso le pongo nombre poético (del portugués): saudade. Todos ellos y ninguno me pasaron por la cabeza. Siendo niño supe la vida. Me he hecho hombre y solo sé lo que hay en los libros. He vuelto a mi felicísima niñez con la tristeza de un hombre no hecho y aún torcido. Corrijo: con la entereza. Largamente suspiro ahora (todo suspiro es una protesta pacífica). Mi gratitud a Miguel Delibes por ofrendarme El camino. Mi querido y soñado (siempre literario) Camino

martes, 26 de noviembre de 2013

115/ ¿Una ventaja?

La narrativa de Umbral raya en lo maravillosamente obsceno. Memorias borbónicas ejemplifica lo que digo. Más allá de la página ochenta esa obscenidad empalaga. La novela aludida rezuma maestría en el uso de la hipérbole y del porno-erotismo. No de la magia. Hecho que dispensa a su autor el dudoso privilegio de desparecerse a Gabo. Éste exagera y ¿porno?-erotiza poéticamente. Aquel socialmente. Nada que ver. Al leer las “Memorias” de Paco he pensado en las obras de Gabriel. Lo social emborrona lo mágico. Si Márquez me fascina, Umbral me anonada. Quisiera escribir como el primero. Ambientar mis novelas como el segundo. Imaginar la vida como ambos y como ninguno acabarla: conocer el destino de alguien puede devenir suficiente para estar uno en paz consigo mismo. Ignoro si esto último es vituperable.        

martes, 19 de noviembre de 2013

114/ Adivinatorio

En La agonía del cristianismo Unamunillo da rienda suelta a sus argumentos cabezona y sentimentalmente. ¡Gustaba Miguelón del dualismo! Oposición que engendraría una tercera realidad: la contradicción con valor en sí misma. Acá nos habla de Evangelios. En el cuarto se encastilla el motivo de la condena de Cristo a cargo de escribas y fariseos. Unamunillo lo cifra en el antipatriotismo. Leed esto: “Se reunieron (…) los fariseos en concejo y dijeron: `¿Qué vamos a hacer? (…) si le dejamos así, todos creerán en él y vendrán los romanos y nos suprimirán el lugar y la raza´. Y uno de ellos, Caifás, que era el sumo sacerdote de aquel año, les dijo: `Vosotros no sabéis nada, ni pensáis que os conviene que muera un hombre por el pueblo y no que perezca toda la raza´”. Pregunto: ¿la judía? Corría el año 1924 cuando Miguelillo casi-cura-brujo Unamuno entregó a la imprenta la mencionada obra. El nacionalsocialismo alemán brotó en 1933. Ocho años después, en 1941, principiaría el Holocausto o Solución Final. Rehúso arrinconar el pensamiento que dicta que todo lo por venir está en los libros. En cientos de miles de millones de volúmenes. ¿No encerrarán éstos una clarividencia verbal e inaudita? Aprendamos a descifrarla. Y que el azar nos conduzca a ella cuando la inspiración racional nos embargue. Y que nos alcance el espíritu para tales niveles de exigencia intelectual. ¡Demasiadas condiciones! No sin innumerabilidad ahí fuera (o acá dentro) están los libros (olorosos a letra viva). Probablemente hoy se esté escribiendo, en una de tantas páginas, la hecatombe de mañana.   

miércoles, 13 de noviembre de 2013

113/ ¿Tardíamente precoz?

El universo lorquiano continúa alimentándome. 4 Piezas Breves. El primitivo auto sentimental: fábula cuyo tema álgido radica en la peregrinación de las almas hacia el Más Allá. Del amor. Teatro de animales: fábula `deshumanizada´ que desarrolla el tema de la “rebelión contra la injusticia”. Sombras: farsa donde hay tensión entre “el deseo y la razón y la desesperación y el escepticismo”. Jehová: farsa, inconclusa, que hace hincapié en Dios y El mal y El hombre grotescamente. Las aireó Federico en 1918, 1919, 1920 y puntos suspensivos respectivamente. Precoz. El dramaturgo fue entregado a la luz el año 1898. Con veinte, veintiuno y veintidós ya ejecutaba tales prodigios. No son bosquejos ni intentonas fallidas. En estos dramas hay oficio y embrionaria evolución teatral. Otros despuntarían antes auspiciados por la imprudencia. Inquiero: ¿con la maestría del granadí? ¡No hay que correr!, dicen algunos, y en rigor es verdad. Sucede que existen quienes son de natural chispeante y explosivo y cuya metralla salpica al mundo. La mirada perdida en la levedad del ser. Desgarbados (a veces). Con caminares excéntricos (no siempre). ¡A estos suele llamárseles genio, y punto en boca, hombre ya!                 

lunes, 11 de noviembre de 2013

112/ Contra natura

He vuelto a Gabriel García Márquez. A su literatura. Concretamente Del amor y otros demonios. Escalofríos. Adulancia. Infaltez. Qué intesidad mágico-realista e imaginación volcánica al par. Nadie escribe hoy así. El más granado de los novelistas no se le arrima un ápice. Obra pluri-significativa con personajes oníricos y verosímiles. Hay uno que susurra frases latinas al oído de los caballos. Maravilloso... Se llama Abrenuncio. Y del amor opina: [que es] un sentimiento contra natura, que [condena] a dos desconocidos a una dependencia mezquina e insalubre, tanto más efímera cuanto más intensa”. ¡Chapó! Qué pena poder comulgar solo teóricamente con esa idea. Súcubos me emponzoñan el alma y arrastran con ellos al averno de las pasiones. È così.         

miércoles, 6 de noviembre de 2013

111/ Brrr

La indignación me embarga lastimeramente. Sin ambages: he leído dos novelas cortas, negras, de Manuel Vázquez Montalbán. Mi veredicto no puede ser más encontrado y angustioso: una bazofia. Conste que catalogo sin iracundia y sin vanidad de escritor. Ya todo me da lo mismo. Soy un lector libre. Libérrimo. O insubordinado. Lo repetiré: lector libre y libérrimo o insubordinado. Y digo con voz alta y clara que no logro topar con un libro moderno, o relativamente moderno, que siquiera roce alturas de jilguero. Ambas piezas, englobadas en Historias de política ficción, airean clichés y estereotipos emulando las de Agatha Cristhie. Sin hondura, los personajes. Tramas poco hiladas. Argumentos tediosos. Hasta hace una de ellas apología del descaro: el detective pronuncia el postrer y famoso y dilucidador soliloquio ante los asesinos al estilo de la señora Fletcher. Lo ya apuntado: irrisorias y ridículas. A no ser que fuesen concebidas para un público juvenil que ha leído poco. O ni por esas. Confieso: es la primera vez, junto a cuando descifré Al fin libre de J. J. Benítez, que he experimentado la inquietante sensación de perder el tiempo leyendo. Brrr. 

martes, 5 de noviembre de 2013

110/ Cuenta Borges... XXIV

(...de Inquisiciones)

Cuenta Borges, citando a san Agustín, la siguiente preciosidad: In verbis verum amare non verba. En román paladino: apreciemos la verdad por encima de la palabra. Lo dicho va radicalmente en contra de mis creencias formalistas y lo pondero con gusto. Algo en mí se está mudando. Parece que el maestro no predicó con el ejemplo en Inquisiciones: libro atiborrado de forma y de significantes y de verdad. Otro tropiezo es el relativo a atizar de lo lindo y con brevedad a las palabras Misterio y azul. La primera me es más ajena aunque encierra una “certeza” que me toca dentro. Escribe Borges: “Tampoco hemos de arrimar la poesía (…) a la mística (…) e imaginar que (…) equivale a un hallazgo de afinidades ocultas y parentescos escondidos; (…) equivócanse de medio a medio los que creen en el alma de las cosas”. Ortega, Juan Ramón y María Zambrano ambulaban en sentido contrario. Sé que Borges alude antes a la metáfora y conjeturo que la mística le era cara. En cuanto al término segundo: “Apareado a nombres abstractos el adjetivo azul nada dice”. Yo veo la vida azul y el mundo y los hombres y el alma me resultan un recabar de tonos azules. Me enamoré de otro azul y me anegué de él. Al leer, tristemente, lo que el bonaerense opinaba sobre este epíteto al que tilda de `palabreja´ he montado en cólera. Voceo: ¡vivan los azules y que el poeta los emplee como y donde quiera! Lo siento, maestro, pero ahí no parto peras con nadie.          

lunes, 4 de noviembre de 2013

109/ Cuenta Borges... XXIII

(...de Inquisiciones)

Cuenta Borges a colación del expresionismo una dicotomía humana en torno a la intelectualidad y lo sensitivo. Vosotros, poetas, advertid lo que dijo: “El pensativo, el hombre intelectual, vive en la intimidad de los conceptos que son abstracción pura; el hombre sensitivo, el carnal, en la contigüidad del mundo externo. Ambas trazas de gente pueden recabar en las letras levantada eminencia, pero por caminos desemejantes. El pensativo, al metaforizar, dilucidará el mundo externo mediante las ideas incorpóreas que para él son lo entrañal e inmediato. El sensual corporificará los conceptos”. Doy fe de que esto es así. Tal cual. He conocido a hombres pensantes y a hombres sensuales. Yo mismo fui lo último para, luego, ser pensante y quién sabe si no habré de volver al origen. Una cosa he podido experimentar en mi todavía corta vida: que uno no llega a ser lo que pretende sino el montante residual y antitético de su pretensión. Maravillosamente lo expresaría Alejandro Jodorowsky: ¡al ser se va por el no ser! Acaso esto justifique mi literatura. 

viernes, 1 de noviembre de 2013

108/ Cuenta Borges... XXII

(...de Inquisiciones)

Cuenta Borges dos rasgos esenciales y transferibles de la escritura de Herrera y Reissig. Uno: la conversión en psicología de hechos del mundo aparencial. Sirvan como ejemplo estos versos: (Y palomas violetas salen como recuerdos/ De las viejas paredes arrugadas y oscuras). Y dos: una métrica precisa y una temática uniforme. Otra vez Juan Ramón. Pocos poetas conozco que hablen y no hablen siempre de lo mismo. Hay quien censura esa uniformidad de obra. A mí, con Borges, me parece una genialidad acrecentada con esfuerzo creador. Siento alegría al comprobar que el maestro argentino supo ver lo que yo solo entreví en ciertas tardes de amor peripatético. Entonces leía al de Moguer y Ella (blanca y rubia, como luna con sol) estaba en cada verso. Pero dejemos el pasado con el pasado y cerremos la jaula a las palomas violetas de las viejas paredes...    

jueves, 31 de octubre de 2013

107/ Cuenta Borges... XXI

(...de Inquisiciones)

Cuenta Borges acerca del criollismo una verdad desalentadora: que sus señas de identidad no son sino “(…) la tristura, la inmóvil burlería (…) [y] la insinuación irónica (…)”. He empleado el término desalentadora por un motivo concreto: hay una desigualdad entre el carácter auténtico del criollo y el que se le quiere endilgar. Un americano de ascendentes españoles extravía la pasión de sus antepasados por la quietud de sus ahora-presentes. Algo informa su alma que no casa bien con él. La vida propone y el criollo nunca dispone. No es ajena a este hecho la literatura. 

miércoles, 30 de octubre de 2013

106/ Cuenta Borges... XX

(...de Inquisiciones)

Cuenta Borges una relación literaria inaudita entre E. Fitzgerald y mi queridísimo y admiradísimo Omar Khayyam. Desconocía yo el hecho. Y no es otro que el primero tradujo al segundo a la lengua inglesa. “La veracidad de esa traducción ha sido puesta en tela de juicio, no su [belleza]”. La disparidad radica en que en el texto original las estrofas son independientes entre sí. En la traslación, en cambio, esas entidades conforman un poema. Aparte de las licencias que el inglés se permitió y que llegan a ser un mal menor por quedar enterradas bajo la beldad total de la obra. El padre de Borges tradujo la versión de Fitzgerald: “(...) [reemplazó] con asonantes (...) la aguda rima que rige (...) en todas las líneas, con exclusión de la penúltima: proceder que justifica la mayor sonoridad de nuestro lenguaje”. Quién sabe si alguien no versionó la versión de la versión de la versión original de Omar. Seguro estoy que cada una de ellas acoge un alma distinta y en todas late un distinto corazón. Atendiendo (por qué no) a una unidad de fondo. O eso quiero creer.   

martes, 29 de octubre de 2013

105/ Cuenta Borges... XIX

(...de Inquisiciones)

Cuenta Borges lo que sigue: en los libros de Ramón Gómez de la Serna están, individualizadas, todas las cosas del mundo. Coteja al español con el norteamericano Walt Whitman. De la Serna sale victorioso. Whitman enumera los objetos que, hacinados, conforman el Mundo. Su visión es colectiva. No abraza la individuación. Otra comparativa viene a cuento: la de Max Jacob y la de Renard. Ninguno le haría sombra al español. Porque en su inventiva despunta el ingenio por encima de la condición humana. No aferran la vida huidiza (en palabras borgianas) como sí hace Ramón. Un dato: las seiscientas páginas de La sagrada cripta de Pombo, según el bonaerense, no dejan lugar a la indiferencia lectora. Ni una sola. ¡Ni una! Ya es meritorio.   

lunes, 28 de octubre de 2013

104/ Cuenta Borges... XVIII

(...de Inquisiciones)

Cuenta Borges la hermosura de los versos de Manuel Maples Arce cuya activación él estriba en dos procedimientos: devolviendo a un adjetivo su significado original y, desde luego, utilizándolo como comparación breve. Ejemplo de lo primero sería: montaña excelente. Ejemplo de lo segundo: violín oscuro, atónita ventana, calle planchada, huesoso invierno, voz ojerosa. Todo con la mezcolanza de los diferentes dominios de sentidos. Elige Borges estos versos de Andamios interiores de Maples como cierre de su averiguación: (Así todo, de lejos, se me dice como algo/ imposible que nunca he tenido en las manos). Lo mismito me sucede a mí con Inquisiciones

viernes, 25 de octubre de 2013

103/ Cuenta Borges... XVII

(...de Inquisiciones)

Cuenta Borges su impresión sobre una teoría metafísica sustancial e inquebrantable. La de Berkeley. Ésta refiere que solo existen las cosas en tanto son advertidas. Latinizándola: esse rerum est percipi. Luego cita al filósofo: “(…) todo el (…) cielo y (…) la tierra (…) no tienen subsistencia allende las mentes; su ser estriba en que los noten y mientras yo no los advierta o no se hallen en mi alma o en la de algún otro espíritu creado, hay dos alternativas: o carecen de todo vivir o subsisten en la mente de algún espíritu eterno”. El maestro elucida que Berkeley no era solo pensador sino también teólogo. Spencer objetó la doctrina mentada. Y adujo que a resultas de la premisa principal cabría argüir que la conciencia no es sino ilimitada en su esfera. Borges recusa: “cuanto acontece es de orden espiritual; (…) calidad que no afecta (…) a la cantidad de sucesos (…) [del] vivir”. Spencer no se da por vencido. Razona que siendo la conciencia ilimitada en su esfera, lo es también en el espacio. A lo que Borges contrapone que “el espacio, según los idealista, no existe en sí: es un fenómeno mental, (…) y siendo parte de la conciencia no puede (…) decirse que ésta hállase enclavada en él”. Pero Spencer...: la conciencia, además, es infinita en el tiempo. Por lo que Borges...: “ [la] infinitud del tiempo no abarca necesariamente una dilatadísima duración. Suponed (…) que solo existe un sujeto y que todo cuanto sucede no es sino una visión desplegándose ante su alma. El tiempo duraría lo que durara la visión, que nada nos impide imaginar como muy breve”. Y, por fin, Spencer: “faltando ajenos existires que podrían limitarla en el tiempo o en el espacio, la conciencia debe ser incondicional y absoluta. Todo en ella es autodeterminado; la continuación de un dolor, la cesación de un placer, obedecen únicamente a condiciones impuestas por la misma conciencia”. Entonces Borges...: “el artificio de tal argumentación descansa en el sentido instrumental, personal, (…) mitológico, que Spencer introduce en la palabra conciencia, proceder que nada justifica”. A salvo queda Berkeley. Quién mandaría al bonaerense meterse en tales berenjenales.         

jueves, 24 de octubre de 2013

102/ Cuenta Borges... XVI

(...de Inquisiciones)

Cuanta Borges a propósito de Unamuno dos certidumbres. Una me acaricia. La otra me abofetea. Son estas: si alguien juzga que “la poesía es cosa (…) [para el deleite] y no (…) [para el análisis], le responderé [que versos urdidos con inteligencia] valen al menos tanto como los [auditivos y sugeridores de visiones]”. ¡Bravo! Ahora la bofetada: “y si (…) [hay quien opina] que (…) los momentos más felices de la poesía brotaron no ya de (…) [la pasión] sino de (…) [la técnica], le diré que (…) [esos] no deben impedirnos gustar y (…) elogiar los frutos que de su bajeza proceden”. ¡Merde! Siempre ponderé la técnica por encima de otras consideraciones líricas. No conozco otro poeta cuya técnica sea perfecta, sin un solo error, que Juan Ramón Jiménez. Todos los demás cometemos fallas y todos nos jactamos de trovadores. Un edificio mal hecho posee techumbre y muros y piso. Aunque esos pisos y muros y techumbre estén apuntalados. O los cimientos se tambaleen. O las baldosas del piso se resquebrajen y dejen asomar lombrices. Lo sé. Pero me cuesta tanto aceptarlo...     

miércoles, 23 de octubre de 2013

101/ Cuenta Borges... XV

(...de Inquisiciones)

Cuenta Borges lo paradigmático de González Lanuza en lo relativo al ultraísmo. Con respecto a tan conocida corriente literaria no habría en Lanuza sino un epicentro generacional. Su libro (Borges no aclara cuál libro) “es arquetípico de una generación”. Y, otra vez, da muestras de imparcialidad: “Son inmerecederos de ese nombre los demás (…) Estorba en Guillermo de Torre la travesura de su léxico huraño (…), en Reyes la prepotencia del motivo del mar (…), en Diego la devoción exacerbada de Huidobro (…), en Bernárdez la brevedad pueril de emoción (…), y en [mí] la duradera inquietación metafísica”. Eso se llama humildad. Echo de menos a novelistas y poetas que recelen de su propia obra y respiren el aire puro de la autocensura. Muchos creen (creemos) comerse el mundo de las letras cuando en puridad son (somos) devorados por él.    

martes, 22 de octubre de 2013

100/ Cuenta Borges... XIV

(...de Inquisiciones)

Cuenta Borges acerca del yo, con espectacular jerga y soltura dialectal, que la personalidad es una “nadería”. Que no existe un “yo de conjunto”. Y aprovecha la ocasión para atizar a cuantos escriben centrados en sí mismos: “El siglo [XIX], en sus manifestaciones estéticas, fue (…) subjetivo. Sus escritores antes propendieron a patentizar su personalidad que a levantar una obra; sentencia que también es aplicable a quines hoy [siglo XX], en turba caudalosa y aplaudida, aprovechan los fáciles rescoldos de sus hogueras. Pero mi empeño no está en fustigar ni a unos ni a otros, sino en considerar la vía crucis por donde se encaminan fatalmente los idólatras de su yo”. Y cita a Schopenhauer: Un tiempo infinito ha precedido a mi nacimiento; ¿qué fui yo mientras tanto? Metafísicamente podría quizá contestarme: Yo siempre fui yo; es decir, todos aquellos que dijeron yo durante ese tiempo, fueron yo en hecho de verdad. Tal galimatías de ideas me sugiere dos reflexiones. Una: que los escritores (sobre todo los poetas) caemos en el error del egocentrismo por inercia. Y dos: que ese error acaba convirtiéndose en acierto si nuestra finalidad es persuadir. Hoy el deleite se transfigura en captar atenciones y no hay mejor forma de lograrlo que embutiéndonos en la piel de quien más sufre. O sea: el poeta. Aquellos que me leen desde su yo, el mío, subrayan su propia desventura. Adquiriendo la `obrita´ u obra u `obrón´ lo agradecen. O visitando `gratuitamente´ las bitácoras. Pueden estar tranquilos: todos los que escribimos somos lectores previos a nuestro yo que sueña y garrapatea o pintarrajea el mundo en `ego´ sobre `centrismo´ blanco, sepia, azul...             

lunes, 21 de octubre de 2013

99/ Cuenta Borges... XIII

(...de Inquisiciones)

Cuenta Borges la topografía de Buenos Aires en prosa poética. Casas y plazoletas que trasparentan el talante de sus habitadores. Las unas pusilánimes y las otras circunstancialmente señoriales. Y las calles sin fin cuya aspiración no es vertical sino una horizontalidad laberíntica. Por ellas vagamundea la esperanza que no es otra cosa que “la memoria de lo que vendrá”. Estas últimas palabras merecerían ascender a la categoría de verso. En sus venas late un pulso poemático. Law šá lláh alguien se atreva con ellas. No son ariscas ni tampoco muerden...        

viernes, 18 de octubre de 2013

98/ Cuenta Borges... XII

(...de Inquisiciones)

Cuenta Borges que descubrió a Norah Lange cuando él pretendía saciar el buche de la vanguardia con sus escritos. Cuando su anhelo era olvidar la lírica gastada para cursar “la imagen, la sentencia, el epíteto”... De la autora que pariera (Afuera la noche/ sacudiendo angustias./ Adentro, el corazón/ fresco de amor/ ¡Como una hoja nueva!) relata que sus versos quinceañeros resultaban limpios y que fue ella quien dio forma a Inquisiciones. Confieso que me han entrado ganas de leer a Norah Lange. La he buscado en la red y se me han puesto los pelos como escarpias al descifrar algunas de sus composiciones. Concisas. Intensas. Libres de broza. Implacables de corazón. Ágiles de mano... Su voz, me parece, prefigura en cierto sentido y acaso dejándome llevar por la emoción lectora la mía. No sé si es el tono o la pulcritud versal o el arte menor o qué. Y a ráfagas, creo, la de Adriana Schlittler Kausch sin parecérsele pero aproximándosele un punto en la manera de inspirar y exhalar el aire. Ya empiezo a sentirme, Norah, seducido por ti. Ya empiezo a amarte con toda el alma.     

jueves, 17 de octubre de 2013

97/ Cuenta Borges... XI

(...de Inquisiciones)

Cuenta Borges hasta 9 tipos de imágenes. Uno: “la (…) que sustantiva los conceptos abstractos”. Ejemplo: Mas nos llevan los rigores/ Como el pampero a la arena (Martín Fierro). Dos: “la (…) que sutiliza lo concreto”. Ejemplo: Las hojas soñolientas y cansadas de sol (Lenau). Tres: “la (…) que aprovecha una coincidencia de formas”. Ejemplo: Los pájaros remando con las alas (Virgilio). Cuatro: “la (…) que amalgama lo auditivo con lo visual (…)” Ejemplo: Voz pintada, canto alado (Quevedo). Cinco: “la (…) que a la fugacidad del tiempo da la fijeza del espacio”. Ejemplo: Cuando su cabellera está dispuesta en tres oscuras trenzas, me parece mirar tres noches juntas (Las 1001 Noches). Seis: “la (…) que desata el espacio sobre el tiempo”. Ejemplo: El puente como un pájaro vuela encima del río (Hölderlin). Siete: “la (…) que desmenuza una realidad, rebajándola en negación”. Ejemplo: El hombre es nadería consciente de sí misma (Julius Bahnsen). Ocho: “(…) la que sustantiva negaciones”. Ejemplo: Por la oscura región de vuestro olvido (Garcilaso). Y nueve: “(…) la que para engrandecer una cosa aislada la multiplica en numerosidad”. Ejemplo: Me arremetió el tropel de un borracho bostezador de bodegas (Torres Villarroel). Nadie desprecie, sería craso error, la metáfora. Es verdad que la voz puñal equivale a estos adjetivos: “frío, filoso, hiriente, inquebrantable, brillador, puntiagudo”. Como “ausencia de sol y progresión de sombra” a anochecer. No invento nada. Todo lo refiere Borges. Todo lo interpreta él.         

miércoles, 16 de octubre de 2013

96/ Cuenta Borges... X

(...de Inquisiciones)

Cuenta Borges que el estilo de Fernán Silva Valdés se nutre de imágenes inéditas trasparentando un arte antiguo. Y que “a un sentimiento nuevo no le conviene la línea curva de la imagen y sí la derechura del cotidiano decir”. Y... “¡qué grato es entretejer guirnaldas de imágenes alrededor de un tema ya adentrado en la intimidad de las letras!”. Verdad es, subraya luego el poeta, que Schopenhauer aseveró que las metáforas eróticas son de fácil descifre. Y no menos cierto es que la conciencia que se encarga de alumbrarlas se construye generación tras generación. Por eso El rancho de Silva Valdés resulta “(...) bello y no asombroso meramente”. Creo con firmeza que el carácter intelectual de la imagen cava su propia tumba. Los lectores post-modernos declinan pensar en pos de sentir. Es lo que yo llamo `la dictadura de las emociones´. No me sitúo del todo en frente. Solo empiezo a estar un poco harto del lirismo de hoy. Entiéndaseme: fácil y a vuelapluma. 

martes, 15 de octubre de 2013

95/ Cuenta Borges... IX

(...de Inquisiciones)

Cuenta Borges que Ipuche le deleita sobremanera. Más abajo hace una mención que distingue por sexo y a mí me asombra muchísimo: “Las (…) eficacias que hay en su dicción varonil –adjetivación pensativa, justedad trópica, gracia de narrador– pasan (…) huidizas a flor de la (…) impetuosidad de su verbo”. Otra explicita: “la lírica andaluza, tan callada de imágenes, (…) ha pluralizado su voz en la soleá y en la soleariya y en la alegría y en la cuarteta y en la seguidilla gitana”. Y, al final, refiere: Tunc Venus in sylvis iungebat corpora amantum. Al bonaerense este verso de Lucrecio le evoca la imagen de dos cuerpos entregados a la lujuria. Que todo parte de lo gaucho es sabido. Que en ello se encuentre lo universal, no tanto. 

lunes, 14 de octubre de 2013

94/ Cuenta Borges... VIII

(...de Inquisiciones)

Cuenta Borges que “hay gozamiento (…) en la frase que apenas es posible y que no enciende una señal en las almas”. Al decir de la literatura gaucha y de Ascasubi no le duelen prendas al maestro. Me quedo con una palabra de ensueño: imbelleza. Y con dos ideas. Una: lo frecuente de la extendida confusión entre novedad y asombro. Y dos: que “todo arte es una prefijada costumbre de pensar la hermosura”. Con franqueza: lo dudo. En la antedicha frase cabe El Mundo y éste no es necesariamente hermoso.   

viernes, 11 de octubre de 2013

93/ Cuenta Borges... VII

(...de Inquisiciones)

Cuenta Borges sobre la maestría de Cansinos Asséns en el manejo de la metáfora. Y declara: “(…) no es áspera y arrojadiza [sino] (…) espaciosa y amplia y su paradigma menos dudoso está en los narradores árabes o en los grandes latinista del mil seiscientos”. Solo una circunstancia le apea del trono del mejor prosista español: la falta de austeridad. Y es que “se encariña con todo tema, lo mira demasiado y es indeciso en los adioses”. Una llamada de atención al ingenuo lector cierra este capitulillo: “quiero prometer a quienes examinen sus libros, la más intensa y asombrosa de las emociones estéticas”. Siento repulsión hacia la palabra examen. Al toparme con ella tirito y me dan convulsiones. Entrego el beneficio de la duda a Borges y pienso que alude a: leer con atención tan maravillosa obra. Pienso. Léase: anhelo pensar. No es lo mismo.      

jueves, 10 de octubre de 2013

92/ Cuenta Borges... VI

(...de Inquisiciones)

Cuenta Borges de Quevedo que fue dual: principesco y zarrapastroso. Llevado esto, es claro, al lenguaje. Proclive a la sutilidad verbal. Y a la jerigonza picaresca. Al soneto y a la jácara. Siendo, perpetuamente, psicológico en contraposición con Góngora que fue gramático. Enarbolando la bandera del conceptismo... Y apuntilla Borges: “(...) [Quevedo] (…) es el empeño en restituir a todas las ideas (…) el carácter que las hizo asombrosas al presentarse por vez primera al espíritu”. Más no se puede decir de un escritor.   

miércoles, 9 de octubre de 2013

91/ Cuenta Borges... V

(...de Inquisiciones)

Cuenta Borges su gratitud a Sir Thomas Browne por la belleza de la obra que gestó y dio a imprenta. Que en 1642 deflagró la guerra civil en Gran Bretaña: Browne prefirió lo bello a lo bélico y no guerreó. Que la muerte le asaltó el día en que celebraba su alumbramiento. Que latinizó como Diego de Saavedra Fajardo: sin desaliñar las palabras. Que fue innovador y clásico. Lo primero sin asombrar y lo segundo sin “rigideces” de ningún tipo. Que su lenguaje era meridianamente claro hasta en los pasajes más líricos. Borges transcribe un fragmento de Brown que prefigura el ninguneo a que sería sometida la literatura del bonaerense: “¿Quién nos dirá si los mejores son conocidos, quien si no yacen olvidados, varones más notables que cuantos fueran en el censo del tiempo?” (Urn Burial. 1658). No se me alcanza si J. L. B. intuiría lo que a tontas y a locas se le vendría encima al correr del tiempo...: inevitablemente por lo demás.  

lunes, 7 de octubre de 2013

90/ Cuenta Borges... IV

(...de Inquisiciones)

Cuenta Borges que la metáfora debe ser hecha carne. Y declara: “ya no basta decir (…) que los espejos se asemejan a un agua. Tampoco (…) suponer (…) que los pájaros sedientos los beben y queda hueco el marco”. El camino a seguir será este: “(…) mostrar un individuo que se introduce en el cristal (…) y que siente el bochorno de no ser más que un simulacro que obliteran las noches y (…) las vislumbres permiten”. Antes afirma que en Buenos Aires no ha recalado una sola fábula digna de mención. No sabía, pobre, que eran las suyas las que estaban por llegar y ministrar grandeza a la Argentina. Se habría callado de haberlo sabido.   

viernes, 4 de octubre de 2013

89/ Cuenta Borges... III

(...de Inquisiciones)

Cuenta Borges que Joyce cursó la osadía. Osadía que le confirió el Ulises. Que lo mismo construyó, en esa obra, una catedral que una carpa circense. Que magistralmente mezcló ficción y realidad. Y que “su pluma (...) [ejerció] todas las figuras retóricas”. Y que “podría invocar el beneplácito de Kant (...) [o] de Schopenhauer”. Del primero porque distinguía lo real de lo irreal con ayuda de la causalidad: ésta no existiría en los sueños. Del segundo porque, para él, esa diferenciación se explica con el despertar del durmiente: el hombre vigilante solo vive. Acaba manifestando de manera implícita que lo ininteligible de la obra lo admirará con veneración. Como escribió Lope de Góngora. Algo conlleva la buena literatura para que aplaudamos lo etéreo. Barrunto si acaso no será un error y pequemos de sibaritas. O, lo que es peor, de cacasenos.  

jueves, 3 de octubre de 2013

88/ Cuenta Borges... II

(...de Inquisiciones)

Cuenta Borges que Gómez de la Serna y Cansinos Asséns son y no son análogos. El madrileño experimentaría jugando con las letras. El sevillano las emplearía para el sollozo. Y, a la vez, el primero sería trágico en su afán de huir del espíritu castellano a través del juego. Mientras el segundo llegaría a ser lúdico a tenor de una búsqueda alocada de metáforas. En esto ve Borges el corolario de la juventud: una significación banderiza que rige su preferencia.      

miércoles, 2 de octubre de 2013

87/ Cuenta Borges...

(...de Inquisiciones)


Cuenta Borges que Torres Villarroel fue émulo de Quevedo. Que no hizo otra cosa en vida sino resucitar al maestro. Que su obra es una parodia chacotera de la de don Francisco. Que éste influyó en él como un sortilegio en cualquier crédulo. Refiere Borges que Torres Villarroel “fue una provincia [de el de Madrid], más alegre y menos intensa que su trágica patria”. Espero que el avezado argentino dibujase al español en vez de a España. ¿Y no son lo mismo uno y otra? ¿El ser y la patria? ¿El hombre y el lugar donde éste expansiona su interioridad? Ay.

martes, 1 de octubre de 2013

86/ Belleza y dolor

Para ser poeta no hay que haber previamente sufrido. Mi convicción a machamartillo se tambalea si topo con frases del tipo: “¡el conocimiento es dolor!” o “¿no ves cuan necesario es este mundo de penas y desventuras para enseñar a la inteligencia y convertirla en alma?” o “le grand malade, le grand criminal, le grand maudit... et le suprême savant”. Por orden de surgimiento las firman Byron, Keats y Rimbaud. Considero que habríamos de especificar antes qué es poesía. Ésta no se extingue con el instinto (o la razón) ni con el sentimiento. También la gestan la capacidad de imaginar (o de soñar) y el inconsciente colectivo. La fórmula poesía eres tú resulta acertada y nítida y apunta al centro del embrollo. Poésie vendría a significar `aquello a lo que le corresponde ser porque no puede no serlo´. Definirla conlleva un error de fondo. ¿Y si la concebimos sin juzgarla? O, lo que es lo mismo, ¿ni afirmándola ni negándola? Yo siempre defendí la belleza como uno de sus rasgos sine qua non. Hoy impugno esa idea. Neruda habló de “sangre por las calles”... La poetry se funda, creo, en lo poético. Representa la mirada del “trovador”. No sus “cánticos”. El poema es el disfraz que la lírica se enfunda para parecer humanamente artística. O lo que ve el lector que no es poeta. Intuimos (hay quien lo certifica) que existe el alma. Nadie (conjeturo) la ha contemplado jamás. A diario me pregunto qu’est-ce que la poésie. Antaño la identifiqué con la piel nívea y los ojos azules y el cabello rubio de una mujer. Qué errado iba. ¿Belleza y dolor como exclusivos generadores líricos? ¿No responde a realidades variopintas la archiconocida y no menos cultivada poesía? Aquéllos solo son dos de sus posibles inductores. Finalmente ignoro si nacen o se hacen con el poeta.  

miércoles, 25 de septiembre de 2013

85/ S. A. P.

Hay una convergencia sin glosar entre Vicente Huidobro y Juan Ramón Jiménez. Se fundamenta en el pequeño dios y en el nombre exacto de las cosas: la realidad infinita (e inédita) alienta y su mentor es el poeta. Al nombrarla, como un dios breve, la crea. Idea que sirve a J. R. J. para cribar los poemas de su Segunda Antología Poética. Ésta ve la luz en 1922. Hierve y los vanguardistas la olisquean: propenden a ella como la llama al oxígeno. El moguereño dejó escrito: “Creemos los nombres./ Derivarán los hombres./ Luego, derivarán las cosas./ Y solo quedará el mundo de los nombres,/ letra del amor de los hombres,/ del olor de las rosas./ Del amor y de las rosas/ no ha de quedar sino los nombres./ ¡Creemos los nombres!”. Yo agrego: ¡No nos baste con darles cuerpo y alma! ¡Aspiremos a sentirlos! ¿No se piensa, dicen, lo que se siente?

martes, 24 de septiembre de 2013

84/ Rimando, rimando...

La rima es y no solo es parte acústica de un poema. Si se pondera íntegramente (probad) adquirirá rasgos semánticos. Su fonética depende del timbre. ¡Y su significación del entendimiento!: al infravalorarla se peca de bobo y de zoquete. Lo gráfico y lo musical no la agotan. De ello era conocedor quien pudo inventarla en el décimo segundo siglo de nuestra era: El monje Leonius. Rubén Darío, en el prólogo a Prosas Profanas, escribe: “¿Y la cuestión métrica? ¿Y el ritmo? Como cada palabra tiene un alma, hay en cada verso, además de la armonía verbal, una melodía ideal. La música es solo de la idea, muchas veces”. El nicaragüense finiquitó aquello a que Leonius dio principio. También Méndez Bejarano, de fino olfato, la dignifica a su modo: “La rima no tiene un valor puramente musical, no. La rima posee un gran valor intelectual y se ha de estimar, sobre todo, por su significación”. Permítaseme un llamamiento a todos los poetas del mundo: ¡Rimad! ¡Que nada ni nadie os arredre! ¡Sed los otros “vanguardistas”! Sí, sí: “Van-guar-dis-tas” (en su acepción de “renovadores”. Renovar: volver algo a su primer estado). Hacedlo. Descubriréis un mundo extraordinariamente sonoro. ¿Acaso, ay, alguien rima hoy?

martes, 17 de septiembre de 2013

83/ De corazón...

En la mañana verde,
quería ser corazón.
Corazón.
(Cancioncilla del primer deseo. Federico García Lorca)

Ana me agasajó con un título indeleble: Filosofía y literatura. María Zambrano. Galopaba 2005. Nuestros simposios referían sentimientos y pensamientos desentumecidos: Libres de júbilo o de melancolía. Una tarde le dije: Quiero leer a María Zambrano. Y... ¡Cataplum! Concurrió conmigo y con tan singular obra en el aula. La dedicó: “Como todo lo bueno de esta vida, el libro también se ha hecho esperar. ¿Apagaste todas las velas de una vez? Si no, no pasa nada. Muchos besos. P.D.: Y que comamos muchas papas a los tres quesos para celebrar cumpleaños o lo que nos dé la gana. Jajá. ¡Felicidades! 27 de abril de 2005.” Acababa de develarme a M. Zambrano. Yo no busqué a ninguna de las dos: Ni a María ni a Ana. Ambas arribaron a mí. Con el tiempo me he percatado de la trascendencia de sendos descubrimientos: para el corazón la camaradería y para el intelecto la erudición. Quid de la doctrina zambraniana es la Razón poética. No histórica (Ortega) ni pura o práctica o de la capacidad de juzgar (Kant). La doctora Bundgaard la describiría de este modo: “Construcción hipotética, volitivo-imaginativa, que avanza al mismo tiempo expresando certeza y provisionalidad (…)” Aunque antes...: “(…) las más profundas raíces de la (…) razón creadora propuesta por Zambrano se encuentran en la poética vanguardista de García Lorca, [Rafael] Alberti, [Luís] Cernuda, [Emilio] Prados, [José] Bergamín, Pablo Neruda, Octavio Paz, Lezama Lima, y el grupo Orígenes de Cuba (…)” Aquella vanguardia no es (de haberla) la de hoy. Ni yo, ni Ana, los de ayer. María, ineluctablemente, sí. También su Razón poética. Ana subsiste en mi frente marchita y en mi corazón grana. Cada vez que hojeo el ejemplar aludido evoco aquel día. Me sentí poeta por vez primera a tenor de L. P. R. Más tarde lo ratificaría Ana con su humor y su perfil sin par. Hoy la evoco (sobre mi mesa de trabajo Filosofía y literatura...) con el corazón en la frente. En carne viva la frente. Y con la frente en el corazón. Henchido de memorandos el corazón. Sirva el presente texto para corroborar lo que digo.  

lunes, 9 de septiembre de 2013

82/ 3: 4: 5...

Demanda mi álter ego: ¿Alguien versificó lo pitagórico-musical? Recuso: Fray Luís de León. E incoo esta lectura: “Traspasa el aire todo/ hasta llegar a la más alta esfera, (…)...” Él me intercepta: A ver con qué sales tú... Yo prosigo: “(…) y oye allí otro modo/ de no perecedera/ música, (…)...” Y él: Oda a Salinas... Y yo: ¡Correcto! Ahora permíteme finiquitar: “(…) que es la fuente y la primera.// Y como está compuesta/ de números concordes, luego envía/ consonante respuesta,/ y entre ambas a porfía/ se mezcla una dulcísima armonía”. Y él: No comprendo. Y yo: Números concordes, consonante respuesta, ambas a porfía... Y él: ¿Qué significa todo eso? Y yo: Toma tres cuerdas de igual grosor. Y de longitud conforme a la relación numérica 3: 4: 5. Entonces él: ¿Para qué? Y yo: Hazlas sonar. El resultado no es otro que la ley divina del cosmos. Y él: ¿Cuál ley? Y yo: ¿Cuál va a ser? ¡La armonía, hombre, la armonía!

lunes, 26 de agosto de 2013

81/ Conmovedores poetas...

Recíprocamente poesía y pintura se prestan universos creativos. Juan Ramón Jiménez alboreó siendo pintor. Pablo Picasso y Salvador Dalí devinieron péñolas avezadas. Manuel Machado extrajo a los cuadros de Murillo el jugo lírico de sus escenas. De ello ministra cuenta Pablo del Barco en Las Sevillas de Manuel Machado. Confirámosle la palabra: “Está Machado (…) próximo a la estética de Murillo, (…) para él el pintor por excelencia (…). Estética de lo superficial, (…) de la luz que ilumina pero (…) no construye (…)”. Inquiero: ¿Y Velázquez? Repone Del Barco: “Le asombra, pero no le emociona (…)”. Símil a mí con sendos sevillanos y con el moguereño o el fuenterino. Estos me conmueven y asombran. Aquellos solo me asombran.           

martes, 20 de agosto de 2013

80/ Camino trillado

Ciertas páginas de Ussía destilan vulgaridad. Refiero Del coscorrón a la seda: Segunda cuota. Alfonsito emparienta aquí a compositores clásicos con un atributo. Amén de con un prototipo taurino. Mozart es “el genio”. Curro Romero su trasunto. Brahms es “la técnica”. Dominguín su correlativo. Beethoven es “todo”. Ordóñez su espejo. En símil azar cayó Benedetti cuando garrapateó Revelación de otoño: Relato encastillado en Buzón de tiempo. “Beethoven `sería´ la nobleza `y´ Cervantes”. “Brahms `sería´ la profundidad `y´ Shakespeare”. “Mozart `sería´ la alegría `y´ Voltaire”. De resultas: Curro Romero representa el júbilo. Dominguín encarna la profundidad. Ordóñez refleja la nobleza. Voltaire invoca el genio. Shakespeare atesora la técnica. Cervantes simboliza la completitud. Fuerza es reconocer paridad de criterio entre Ussía y Benedetti. O entre la tauromaquia y la literatura. ¡Mon Dieu! Camino trillado habemus...            

viernes, 9 de agosto de 2013

79/ Fruslería

¿Pasa Enrique Baltanás por boceras? Profesor (mío) de Literatura Española. Erudito de la vida y obra de Antonio Machado. Itero: ¿Es un lenguaraz? Enuncia Baltanasillo en su Antonio Machado. Nueva biografía: “(…) Unamuno (…) llamó constantemente a la guerra civil”. A más de: [Machado] “se muestra partidario de barrer (¡y hasta de fusilar por la espalda!) a toda una pandilla de políticos `ineptos e inmorales´”. ¿Adónde va, profesor, tan solo y callado? Lo que asevera tendría que apoyarse, a efectos de credibilidad, en una bibliografía. No en quincallas verbales. Se pasa usted la propia por el forro de las gónadas masculinas. La primera lindeza no halla corroboración que la sostenga. La ulterior se funda en una carta que el vate caligrafiaría (y expediría) a Ortega. Su efeméride y dónde puede consultarse hay que fabularlo. No, Don Enrique, no. Omnímodamente no.            

viernes, 26 de julio de 2013

78/ ¿Individualismo social?

Ratifico la concepción de J. Castillo sobre el Nominalismo Social. Se guarece en la nona entrega de Textos de sociología: Compilación orquestada por Pilar Siver el año 1984: “(…) La sociedad es una simple multiplicidad o agregado de individuos. Lo colectivo (…) no es más que lo inter-individual (…) La sociedad es, por tanto, un producto de la imaginación”. ¡Zapateta! Lo antagónico pasa por la concepción colectivista de la sociedad. Su principal valedor es H. Spencer. Para él “la sociedad es un organismo” pintiparado al biológico. El individuo, tal la célula, solo posee sentido en relación a la totalidad. O sea: Al organismo de que forma parte. ¡Y se quedó tan pancho! La libertad individual subsumida por la libertad social. ¿Será que el erudito no iba tan descaminado? ¿Lanzaría éste un órdago, a modo de cantinela, al estadista de turno? Verbigracia: Su libertad, señor, concluye donde el pueblo emprende la suya. Y, ¿no viceversa?...

viernes, 19 de julio de 2013

77/ "Eaminiñoea"...

Descifrar la obra de quien supervive leyendo se torna recordatorio. ¿De qué? De lo imprescindible que resulta la literatura para vivir. O para soñar e indagar lo incognoscible. Hoy he finiquitado mi lectura de Mortal y rosa: Diario íntimo de Paco Umbral (o elegía a su hijo “Pincho”). P., 67 (Austral. Barcelona. 2011): “Los ojos pastan en el libro y a veces (…) se quedan dentro, (…) sin ver el mundo”. Descifrar la obra de quien supervive escribiendo se torna corroboración. ¿De qué? Del carácter afirmante que posee la literatura en el alma del escritor. Afirmante y de apuntalamiento del ser. Contrariamente el autor se desmoronaría tal casa en ruinas (no apuntalada). El descalabro sobrevino a Paco (apuntalada el alma) por el óbito del vástago. P., 70 (opere citato): “Niño mío, hijo, fruta fugaz, (…) estoy aquí, en el desorden de tu ausencia, entre los colores, animales, objetos, hierros, ruedas y seres de tu mundo, tan muertos sin ti (…)”. Descifrar la obra de quien supervive adolorido se torna lección. ¿De qué? De vida. De esfuerzo. De oficio: El de la literatura. Afilo el rictus. Aligero el gesto. Colijo: El árbol de la vida confiere frutos para la Infelicidad del Hombre. Inclusive los pírricos o en agraz. Lo que de reflexiva tiene Mortal y rosa, superado es por el amor (irreflexivo) al hijo. El fenecimiento de un retoño por enfermedad deviene contra natura. En tal dislate, como enuncia Umbral, “la vida se suicida a sí misma”. “Pincho”: Ya estás, por fin, con papá. 

viernes, 5 de julio de 2013

76/ Un bodrio

Litografía Rosés, S. A., sita en: “Progrés. 54-60. Polígono La Post. Gavà (Barcelona)”. Taller que abonó el hecho. Probablemente en 2000. Taller cómplice del bodrio. Probablemente involuntario. Devengo incapaz de ministrar credibilidad a J. J. Benítez. Lo procuro. Yo no sé, ya, cuánto. No lo logro. En su Al fin libre ese descreimiento es azuzado por voquibles cristalinos. Acá mi objeción: ¿No aspiran los voquibles (esos voquibles) a significar una realidad inaccesible? Solo la poesía posee potestad connotativa de lo ignoto. Juzgo (mal que me pese) falaz al plumilla pamplonica. Adular a la pálida dama es recurso soldadesco y, por ende, cuartelario. O mejor: Legionario. De legionarios en eterna imaginaria. Refiero el pavor propio (no ajeno) a la de la guadaña. Una que otra dubitación me corroe: ¿Por qué las teorías sobre el Más Allá pecan de halagüeñas? ¿Por qué exhuman paz y gloria en vez de turbación y desgarro? ¿Por qué no la Nada a secas? ¿Por qué la libertad se tizna, en tales teorías, con el hollín de la consciencia? ¿Por qué con el de la sensibilidad? Conste que no anhelo lo antagónico: Inconsciencia e insensibilidad. Aunque después de fenecido dé lo mismo, fabulo, cuatro que ochenta o que mil. Las tendencias (las modas) producen en mí recelo. Engroso el nomenclátor de los que acuden a la ópera en chándal. Vale: Categóricamente falso. O no. Me arrogo, por si las moscas de Machado, el derecho a la contradicción. A perpetuidad gusté de procurarme topetazos contra el cristal del mundo.

viernes, 28 de junio de 2013

75/ Impoluto manierismo

En el vigésimo octavo atardecer de la sexta cuota de 2013 rindo, al fin, viaje. Gárgoris y Habidis merece cum laude en excelencia literaria. Mi periplo alboreó antes de extinguirse el postrero mes. Próximo a consumirse junio, expira. Seis intervalos que no pueden hurtarse a la memoria. Seis coletazos de exógeno tiempo sin tiempo ni espacio, ni endógeno ser. No he descifrado nada análogo en materia de imaginación: Novecientas cincuenta y cinco páginas del más impoluto manierismo. Para muestra baste un botoncillo (inquiero: ¿Quién enunció no sé qué capítulo de Rayuela?): “La otra [la otra verdad], la de los agamenones, pide claves, jeroglíficos, rodeos, aduanas, adverbios disfrazados de nombres propios, sílabas heridas, géneros epicenos, sinécdoques que son metonimia de una prolepsis, irrepetibles trampantojos de sibilantes y guturales haches parlanchinas, iotacismos, triptongos gangosos, ultracorrecciones cacofónicas y paronomásticas ortoépicamente pronunciadas con zazosas apofonías que acurrándose no hacen sino elidir predorsales licuantes e implosivas con la sola finalidad de sincopar la sobresdrújula al quiebro articulatorio del fonetismo sandungueramente interdental proferido con húmeda lasitud por una experta lengua de trapo” (Fernando Sánchez Dragó. Gárgoris y Habidis. Pág., 417. Ed: Planeta). El filólogo más docto (o sabidillo) exclamaría: ¡¿Mande?! Y yo, presuroso, indago: ¿Alguien ofrece más? ¿Alguien posee arrestos para emular, siquiera, el aliento ígneo de tan magnus opum? ¡Bah! Me descuajaringo ante F. S. D. Y que arreen los que vengan a la zaga.  

lunes, 24 de junio de 2013

74/ Sanjuaneando...

Retorno a Itaca o al paraíso. Danza de lobos esteparios. Anarquía feliz. Para F. S. Dragó no era otra cosa la magnánima noche de San Juan. Desobstruyo paréntesis: Qué neurosis y qué maravilla de concepción. Clausuro paréntesis. Razón no le faltaba al preferible barrabás de los ensayistas díscolos e iberos. Rememoro mis taumatúrgicas duermevelas del Bautista. ¿Dónde? En el no menos taumatúrgico enclave de San Juan del Puerto (Huelva). Cómo soterrarlas: Camaradería y sicalipsis o embriaguez y, oh, corazón roto y vuelto a restituir. Penélope indagada. Penélope gozada. A más de Zenobia en extravío o, ay, mórbida y morbosa a carta cabal. Quítese lo postrero. No ambiciono reminiscencias de tal calibre ni de tan estruendosa vitola. Sí, que mis venideras noches de San Juan sigan perforando lo consuetudinario. ¿En aras de qué? De la sacrosanta individualidad. Oh, menesteroso de mí: Ya no volverán aquellos que fueron y se fueron...

lunes, 3 de junio de 2013

73/ Villa Adriana (সে)

En el Templo de Villa Adriana el estilóbato es el dolor. Vendría a ministrar sostén de fuste la soledad. Un bajorrelieve reza: Fiel a estar sola. Jo. ¡Ya es mala pata! ¿Viento opuesto? Amainemos velas, qué remedio. El collarino del capitel se erige en voluntarioso esfuerzo creador. Ingresa otro bajorrelieve: Lloré pétalos de una flor mermada. Once campanadas, un campanillazo: Dos tónicas correlativas. De acarrear “pétalos” el golpe de voz en el 2º pie habría resollado un heroico pleno hermosísimo. Lástima. El morbo de la poesía post-postmoderna: La libre cacofonía del verso libre. En granadí: De naíca se puede culpar a la constructora del Templo. Carne de post-postmodernidad como todos. O casi todos. Ay. Prosigo. El equino pasa péñola en ristre por ligero juego de muñecas. Fantásticamente estampado en: (…) antropomórfica/ antropofágica/ antropogangrenosa/ antroponoquieroseguirestamuerte (…) Y el ábaco se perfila con buril de carácter alborozado. ¡Bien, muy bien! Pero no aquietaré mi trote aquí. El arquitrabe del entablamento adquiere fisonomía de caletre humeante. ¡Rebién! Su friso frisa en egocéntrica chispa lírica. Acaso, ya, no tan bien. Aunque he de apostillar: Todos los líricos adolecen de ella (¡io sono il centro del mondo!). La cornisa se despacha a modo de cavilaciones, augurios y conjeturas emotivos. ¡Mejor, asaz mejor, que bien! Y el frontón convoca un paralelismo: El existente entre la necesidad de esculpir y la personalidad depresiva de quien esculpe. Con un colofón: La acrótera del perfeccionismo indagado a machamartillo. ¡Requetebién! En Villa Adriana hay un Templo recoleto y pizpireto nominado Parches. Yo no lo distingo de esa guisa. Su traza arquitectónica es ataraceada con perfiles pintiparados a los de su artífice. Y más post-postmodernuras: Ningún (cuasi ningún) signo de puntuación se ofrece al visitador. Sí hay convergencias fónicas asonantes y consonantes que amoscan los ojos. Impaciencia con obediencia, verbigracia, en la columna nº 20. Y lagrimean los míos al contemplar una gavilla de inscripciones en que sobresale: Caigo del columpio por querer ir al cielo/ Otra herida en las rodillas/ y mi madre diciendo/ La caída duele. Para abortar mi lloro lo tomo por el flanco bueno: Cielo, goce. ¡Quetra! No puedo por menos de inquirirme: ¿Complejo de culpa suscitado por una promiscuidad terapéutica y desbocada? No lo anhele Buda. ¡Viva ese puerto perpetuo de sí retorno! Apretujaría yo a la hacedora del Templo por el vigésimo noveno y trigésimo grabado. Sendos son fantásticos sin pera ni pero. Y cavilo (mal que me pese) en la color mortuoria de las columnatas. ¿Reflejo del potencial creativo de la constructora? ¿Mera mácula originada por las mordeduras del Tiempo? O, tanto vale: ¿Personaje o Persona? Espero (a más no poder) lo primo: Personaje. ¿La espera? ¿Quién espera? Quién no espera. Ay. Concluyo: La Piedra del Santuario podría ser zen. O sea: De un budismo a base de sosiego intemporal. Como las habidas en Nanzenji, Kioto. Lamentosamente barrunto no será así. Porque Piedra...: Elemento inerte./ Sempiternamente/ nace y, oh, fenece/ a tiempo perenne. Entre pros y contras he conocido (burla burlando) el Templo de Villa Adriana. ¿Qué aún no he desvelado qué sobrenombre le endilgo? Este (en bengalí): সে.     

miércoles, 29 de mayo de 2013

72/ Crisopeya onubense

Álvaro Alonso Barba alboreó en Lepe: Alquimista recalcitrante, zalamero con la clerigalla. Parió un Arte de los metales ínclito. Lo vindica Dragó en su Gárgoris y Habidis. Voceo: ¡Ijujú! Posee la Ónuba cuasi lusitana su hierofante. Lo estrambótico del bolado radica en que el espagírico arribó a América (precolombina). Concretamente al distrito inca de Tihuanaco, y en calidad de cura. Adepto y evangelizador al par. ¡Ay, sombra que me asombras! Nadie se asombre ni, por ende, sombrío se halle: Esto del par (del pluri) se huele en la vieja huerta de la crisopeya. Los de la panacea universal embarullaban mejunjes sincréticos en busca de Oro. Dicha obcecación, para mí, dibuja con carboncillo una escena táurica: La estocada espiritual sobre el espinazo del iniciado. Un modo, como cualquier otro, de crecer padeciendo tormento.       

lunes, 20 de mayo de 2013

71/ Afortunada incorruptibilidad

La escultura griega arcaica se postuló gritería de colores. Tal aseveración ha alborotado a más de uno (y de dos): Y es que se policromaban los modelados con pigmentos chillones. Ministra pírrica cuenta del lance Miguel Tarradell en su El arte griego y romano. Visibilizar con rayos X de fábula “crisoelenfatinas” verde limón causa pasmo. O, lo que se acogería a delirium tremens, la Atenea de Fidias fucsia. Inquiero: ¿Quién adujo que el arte heleno adolece de ínfulas de amilanado? ¿Y quién que se atavía con tedio al socaire de una producción artística monocroma? Nefasto médium era. Colijo: La bóveda celeste arropa el corpus incorrupto de una asentada fantasía. Que a Dios gracias, y menudo, batana el clavo. ¡Albricias!  

miércoles, 8 de mayo de 2013

70/ Vicenta, Federico

Ha ocho jornadas descifré Cartas de Vicenta Lorca a su hijo Federico. Qué hallazgo proverbial. Ahí entreví que el poeta zangoloteaba un punto y su mentora le sobreprotegía otro. Amén de un García Lorca iracundo y de una Vicenta augur. Verídica es la misiva en que se encastilla lo que sigue: "Federico, no olvides todo lo que te digo y en particular lo de perder el tiempo (…) que para ti es ahora mismo lo que más vale (…)". Quedé estremecido. Cavilé: De urgencia nos parecen nuestros lapsos cuando su término acecha. ¿Cabe que Vicenta contemplase por el ojo del huracán de la vanidad? Cabe: Legión son las interpelaciones que conminan al vástago a no postergar nada: Elucida la “abajo firmante” que su objetivo pasa por que él pueda valerse per se. Y no su (la de ella) gloria de claustro materno. Entrambos devanaron la madeja del amor impar. Ella tal lo que era, y él en la pose de un “rorro” temeroso del Altísimo. ¡Quiá!  

jueves, 2 de mayo de 2013

69/ Beldad muñozrojasiana

Demanda mi álter ego: ¿Cuál es el preferible ejemplar de cuanto florilegio has podido degustar hasta hoy? Sea. Helo aquí (de cierto no aduce encabezado): “Si te llamo azucena, si te llamo,/ ¿a qué jardín del mundo no le obligo?/ Si te digo romero, si te digo,/ ¿a qué monte del mundo no reclamo// que tenga tu color y olor? Te amo/ por el romero en ti, porque te sigo/ como a jardín del alma que te digo,/ como monte del alma que te llamo.// Y con tanto nombrarte y renombrarte/ sin variar de nombre, a cada cosa/ bella, la voy llamando con mi acento// y las dejo morir al silenciarte,/ y si digo azucena y digo rosa,/ las nombro a ellas, pero a ti te siento.” Factura: La péñola, mirífica, de J. A. Muñoz Rojas. Íntegramente ministraría mi vida de anacoreta por haberlo garrapateado yo. Permutaría, por él, mi obra. Por él me consagraría a otro menester cuya “concubina” no fuese el abecedario. Con él aludiría a Ella (a tente bonete). Caligrafiar de esta guisa deriva en rectilínea plática con Dios. Me agencio, por derecho, tal soneto como sanctasanctórum personal (y transferible). Ave, Maestro.          

viernes, 26 de abril de 2013

68/ Una lid

Lo social versus lo psíquico. Indago: ¿A qué ton me zumban los tímpanos? Asevera Dragó en su archiglosado Gárgoris y Habidis: “La clave de cada crisis (…) está en la psique del hombre (…). Ahí la busca (…) casi siempre el artista, de tarde en tarde el psicólogo (…) y rara vez el filósofo. Pero nunca (…) el científico o el economista (…)”. Cabría argüir que el sufrimiento pertenece al labrantío de lo subjetivo. No al de lo objetivo. O (tanto vale): Que sufriría quien siente y no quien cavila. O (lo que resulta pintiparado): Que quien sufre sería porque lo anhela. Asqueroso corolario. Luego viene la Psicología Cognitiva de John B. Watson a enunciarnos: Sentimos (prestad atento oído a esta mojiganga de fe) lo que pensamos. Como lenitivo está requetebién. Yo, me parece, cavilo lo que cavilo y siento lo que siento (en ello, no obstante, me asiento). Y ambas anillas no tienen por qué formar cadena. Un par de lustros me ha llevado arribar a tan hoderna resolución. Ya sé que, malhadadamente, devengo babieca de capirote. Redondeo: ¿Y qué?        

martes, 16 de abril de 2013

67/ Cirugía verbal

Bhaktivedanta S. Prabhupada instituyó la Asociación para la Conciencia de Krishna. En su Samsara (La rueda del destino) alude a la Bhagavad-Gita. Aquí, a su juicio, “se afirma (…) que la naturaleza material no carbura independientemente”. El subrayado es de mi cosecha. Y traduce de la ulterior guisa los voquibles de Krishna: “Esta naturaleza material, que es una de mis energías, actúa bajo Mi dirección (…)” (9, 10). Me zambullo en las salutíferas aguas del Canto del Bienaventurado. Leo (en 9, 10): “Has de saber que la naturaleza está sometida a mí”. Tamaña disimilitud entre sendas traslaciones avería los ojos de la cara. El calificativo (“material”) expele humo negro en la prima. Inquiero: ¿Cabe una naturaleza idealista? Ejecutar sin aguardar fruto, enseñanza del Canto, evidencia sapiencia espiritual. Sin carne no hay cuerpo. Sin cuerpo no hay materia. Dios es la idea de Dios: El Sumo Creador, para los crédulos, para los descreídos el Ánima Mundi. Sugiero cautela con las traducciones ociosas. ¿Y si mudo de actitud? Enuncio: ¡Menesteroso de mí! ¡Todas sean bienvenidas!: Un nefasto traductor deviene, por original y lo general, caro cuentista.      

miércoles, 10 de abril de 2013

66/ Conspicuo hastío

Nemo propheta in patria. Porque asaz chico arribó a La Bella. Nadie se compunja ni se rebrinque. Lo dejó escrito aquel de quien departo: Ser no es amar, y quien se engaña muere. Infiero: Híspalis declinó erigirse matarife suyo. En Diálogos del conocimiento no he topado aún con la Málaga adoptiva. Tampoco con la Sevilla natal. Inquiero: ¿No era poetaluz? Cierto vendavalillo surrealista (¡ufa!) denigra mi ánimo. Una música dialectal endulza oídos acocotados... Juan Ramón, en el prologuillo a Platero, se exoneró mecanografiando: Ni le quito ni le pongo una coma. Yo, a las puertas del Empíreo, jaleo: Olé. ¿He de explicitar que los Diálogos…, de Vicente Aleixandre, me sobre-hastían?       

miércoles, 3 de abril de 2013

65/ Juramento

De vez en vez hojeo (con h) Las pasiones del alma. Paulatinamente voy pergeñándome traslúcida idea sobre este tratado. Hay en él una inferencia inverosímil y, al par, esperable: La psicosomática de las pasiones. Cuerpo y alma tejerían, entre sí, una urdimbre de vasos comunicantes. La teurgia de aquel hechizaría la insustancialidad de esta. Exclamo: Ufa. Colijo: Por menos enfermo de morriña. Me obnubilo. Ambulo por el mundo al birlibirloque. Hago añicos a uno que otro prójimo. Excúseseme. Cavilo: Pondré tierra por medio entre lo apolíneo y lo dionisiaco. Venturosamente solo idolatro a Juan Ramón, a Borges, a Velázquez y a Mozart. Vayan aquí mis seudo-desgarros. Considérelos, quien lo tenga a bien, propósito de enmienda o juramento.     

viernes, 29 de marzo de 2013

64/ ¿Manumiso?

Desde el primo vagido hasta el postrero estertor me agencio responsabilidades. De iuris o de factum. Lucrativas u onerosas. Indago: ¿A la he, me atañen? Yo no elegí arribar acá. La espada de Damocles se cierne sobre mí. Puedo descifrar su marbete: “Libertad”. Una dubitación me atolondra: ¿Soy responsable de mi libertad? ¿O manumiso de toda responsabilidad? Acaso ni lo uno ni lo otro. Nadie me exime de mí. Yo vivo a perpetuidad en mis actos. O no. Perenne dilema. Sempiterno titubeo. Incorruptibilidad de la zozobra humana. Vacilar y vacilar hasta de la propia vacilación. Cuando no recelo (en el sentido positivo del término) algo expira en mí. Esta milmillonésima parte de uno que otro sueño viene a colación de un epígrafe: Libertad y responsabilidad. Se asila en la República ontológica y deductiva de Jean Paul Sartre. Si me extraviara por el océano vital, no lo anhele Buda, fondearía en aguas cristobalinas. Léase: Erróneas. Así, conjeturo, en El ser y la nada. ¡Mecachis!     

miércoles, 27 de marzo de 2013

63/ Hinojos fitos

Cada jornada me extasío con Gárgoris y Habidis más de lo fablable. Símil a lo que ha tiempo me aconteciera con La montaña mágica. O con Memoria de mis putas tristes. O, no ha tanto, con El anzuelo. Fernando no le va en zaga ni a Tomás ni a Gabriel ni a David. Hoy ha esparcido su verborrea por la geografía verdinegra del hereje Prisciliano. El propio que fuera obispo de Ávila y santificado por los gnósticos. Las sociedades herméticas, en plena centuria cuarta, carecían de sinrazones. A no ser que saliesen por peteneras y la oficial imperante les degollara el gaznate. Fue justo lo que sobrevino al priscilianismo. Las orgías purgatorias eran, en su seno, pan de hoy sin migajón y más para mañana. ¿Me anatematizarán? Reincido y apostillo: A mayor gloria de los iniciados. Yo prosterno mis hinojos en tierra dragoniana: ¿Pasará el escritor por el preferible ensayista vivo de la piel de toro? Y, ¿habrá fenecido que le sombree?  

jueves, 21 de marzo de 2013

62/ Camaradería

Algo en Benedetti zangolotea mi espíritu: Su ternura o su ironía o su comedimiento o su sencillez o su indulgencia. Estrictamente ignoro qué. Biografía para encontrarme conlleva Los que se fueron. La estrofa cuarta exhuma uno de mis términos predilectos: “Vademécum”. En su segunda acepción (DRAE). A saber: “Cartapacio”. De resultas evoco sueños y aprensiones que aducía yo camino de la escuela. No versa, a la he, sobre aqueste tema el citado poema. Los que se fueron, aquí y ahora, son hombres y mujeres tangibles. Corrijo: Vaporosos. Anhelo atribuir a la idea de “irse” un sentido disímil del obituario y del erótico: El espacial. Se fueron mis amigos J.D. e I. a tierras encorsetadas por Isabel II y el Céltico. Se fue mi amiga A. a la bota que calzó el Dante. Se fue mi otra amiga A. Q. F. E. y mi amigo A. P. C. a la Villa y Corte de Quevedo. Se fue (regresó) mi amiga P. S. al piso patrio del Zloty. Se fue mi amiga I. M. al Sacro Imperio Romano Germánico. En mí radican todos. Yo, ha tiempo, opté por quedarme. Enuncia Benedetti en Los que se fueron que “los que se quedan tiemblan en silencio”. Bien procuro fe de ello. Con una apostilla: El autor (conjeturo) alude a la dictadura militar y a sus desaparecidos. Yo, a la camaradería. Advertirlo, me parece, no es de Perogrullo. 

viernes, 15 de marzo de 2013

61/ Exhortación

La jornada 13 de la segunda cuota de 2012 adolecí de un felicísimo hallazgo: El de Omar-al-Khayyam. Algo aconteció. Murmuró el rapsoda: Amor y veneno, Javier, son pintiparados. Yo bostecé. Él prosiguió sin reparar en mi procaz indolencia: Pondera una mujer de níveos senos de quien guardes enamorarte. Y anexó: Ella, ídem, habrá de rehuir enamorarse de ti. Esbocé una holgada sonrisa y me agencié la exhortación. Hoy arribo de nuevo a puerto persa: El de la página 266 (Ed. Planeta) de Gárgoris y Habidis. Departe el bardo y astrónomo barbado: El cielo se muda en linterna mágica. El Sol es la llama, el Universo la lámpara y nosotros pobres sombras que vienen y van. Cavilo: Así la Vida. Le inquiero: ¿Y la Muerte? Él calla y se desternilla en lontananza. Yo escudriño mi contorno. Ya no evoco a la mujer de níveos senos. Serenamente me basto y sobro conmigo.  

martes, 5 de marzo de 2013

60/ Mi hermetismo

Releo por quincuagésima vez: “Me gustas cuando callas porque estás como ausente”. Amén de: “Me gustas cuando callas y estás como distante”. Y a más de: “(…) como quejándote, mariposa en arrullo”. Empleé el numen de aqueste poema para, allende los tiempos, garrapatear "Eros". Cavilo: Ausente permanece lo distante. Y a un palmo de mí se erige el ensimismamiento. La cuarta cuarteta del poema 15 de los Veinte de amor…, de Neruda, principia: “Déjame que te hable también en tu silencio”. Desobstruyo paréntesis. El desgarro se aireó en Zig Zag, num. 985, la jornada quinta del mes de enero del año 1924. Aducía aqueste rótulo: Poesía de mi silencio. Permítaseme, por si alguien se obnubila, que puntualice: Poesía de "mi hermetismo". Subrayado e interrupción incidental, aquí, conllevan alma (la mía). Clausuro paréntesis. A buena entendedora…

jueves, 28 de febrero de 2013

59/ Nos

Yo transmigro a ti. Releo Soledades y Galerías, de Machado, y "sueño caminos en la tarde". Con Ella sin mí. Conmigo sin Ella. Entrambos sin nosotros. Traspongo, a mía sobre tuya, la 1ª y 2ª persona del singular. Arribo a la 1ª del plural: Aquí me aquieto. Yo ponderaba soledades. Hoy enaltezco colectividades. Hoy postergo individualidades. Tan honda y caliginosa galería hollaron mis pies. Tú habitaste (Ella habita) el numinoso valle de Orfeo. Y yo con Ella. Y Tú conmigo. Y Nos con nosotros.

lunes, 25 de febrero de 2013

58/ Armonía utópica

Refiere un haiku: No corras. Ve despacio. Adonde tienes que ir es a ti solo. (Descifrado en Gárgoris y Habidis). Hay, en torno, una glosa: Que al perfeccionamiento interior se arriba por regresión (¡oh!) y no por progresión. Y se apostilla: Ello o la armonía entre conciencia y subconciencia. Tal equilibrio se alcanzaría retrocediendo hasta la Antigüedad. El aliento de Jung, de suyo, enfría el cogote del lector. Al cabo (otra vez, ¡oh!) nos luce el mito.  

miércoles, 20 de febrero de 2013

57/ De enhoramala

Sostenía Machado que la letra mata. ¿El qué? Evocaciones y vivencias. En su Soledades lo adujo. Aquí: XLIX Elegía de un madrigal. Cavilo: Qué tristeza. Y qué desolación. Quienes nos consagramos al oficio de la literatura estaríamos de enhoramala. Las letras que vomitamos corroerían nuestro memorándum. El poeta refiere que un aroma, verbigracia, revive aquellas anotaciones. Un aroma. Letra mata. Un aroma. Qué inicuo oficio el de la literatura. Caligrafiamos para el olvido. Y creemos que lo ejecutado, a la he, deviene trascendente: Que nos indispondríamos si no acometiésemos tal labor. Ulteriormente lo enterramos ad perpetuam. Qué inicuo oficio y qué inicua certitud la del literato.    

miércoles, 30 de enero de 2013

56/ Naturaleza artificial

Rousseau cortocircuitó, anteayer, mi duermevela. Con luenga cita. Brota de su Discurso sobre el origen y fundamento de la desigualdad entre los hombres. No la transliteraré. Viene a enunciar que la Naturaleza del hombre peca, en parte, de artificiosa. Inquirí a mi álter ego: ¿Qué hay de natural en mí? ¿Qué, de artificial? Recusar implicaría aprehender nuestro ser más hondo. Ignoro si ello engloba allegarnos escrupulosamente al Otro. Rousseau departe de un estado de Naturaleza. Indago: ¿Es que cada vástago de vecino comparte pintiparada esencia con su prójimo? Y, ¿es que resulta mancomún el tronco de que brotaría la 1ª persona del plural? De lo natural se desgaja, a veces, lo salvaje. ¿Y de lo artificial? Infiero: El hombre sintético ambula hacia el androide idiotizado. Se solaza con video-con-solas, emerge de nuestras con-ciencias. Voceo: ¿Sobre qué riscos anhelamos despeñarnos? ¿No habría, cavilo ahora, que evolucionar? Elucúbrese.                  

viernes, 25 de enero de 2013

55/ Rosagralhambra

Mi infancia es memoria de una plazoleta granadina. De ordinario enuncio que broté en Gralhambra. Tan maravilloso topónimo se me antoja connatural. Pere Gimferrer alude a Granada y a la Alhambra en su Rapsodia. Un nominativo exhuma: Moraima. Al descifrarlo, evoco a Boabdil. Entrambos se bienquisieron en la algebraica ciudadela tal Rosalinda y yo. Y ambularon por entre sus jardines tal Rosalinda y yo. Y se acodaron en la baranda de la Sierra Nevada tal Rosalinda y yo. Regreso a Rosalhambra con visos de morriña. Anhelo imbuirme de ella y de su inocencia andalusí: Amor primigenio, sueño inmaduro y lírico de mi desvelo. Ulteriormente retornaría Sevilla y arribaría Huelva. Permítaseme que priorice plazoleta y niña y ciudadela sobre sendas metrópolis de mi corazón. Rosagralhambra rezuma inmortalidad.

miércoles, 23 de enero de 2013

54/ Ficción real

La biblioteca de Babel borgiana deviene arquetipo universal. Sus muros abrazarían todos los libros verosímiles. Regularmente acudo a ella. Se ubica a escasos dos metros de mi silla de laboro. Hoy he vuelto a incursionarme por Gárgoris y Habidis. Una de sus páginas me ha impelido a evocar La casa de Aizgorri, de Pío Baroja. Ha acaecido por mor de una presa. El numinoso mamotreto engalana tan trillado motivo con narraciones míticas y bíblicas. Debajo subyace el mito del Arca de Noé. Hay un héroe, Hu, que resuella junto a un lago con dique. También su esposa. Y un castor que se consagra a horadar el represor pluvial. A la escorrentía superviven héroe y consorte y una pareja de cada especie animal. Burlan a la Parca a bordo de una barca. Hu es lisonjeado. Valle Inclán reveló que la novela se le figuraba inmersa en neblinas: Por sus renglones transitarían vidas de ensueño. ¿Ergo: De mito? Concurren el castor y el ídolo (Mariano) y su potencial consorte (Águeda). Y la retenedora pared. Cabría amalgamar los conceptos “niebla”, “vida” y “ensueño”. Inquiero: ¿Y los libros con la vida? ¿Y la vida con los mitos? ¿Y la ficción con la realidad? Somos mamelucos, ay, de una fábula iterada.

viernes, 18 de enero de 2013

53/ Desperación

Nadie computa nada más allá del amor. La metafísica hegeliana se ningunea. El ingenio es inadvertido. Cruzar el rubicón se torna utopía. Facilismo y celeridad aceitan el engranaje de la poesía post-moderna. Propendo a creer que nos aprovecharía eludir la 1ª y 2ª persona del singular. A pesar de Parra y su Antipoesía. Una que otra cumbre del espíritu poético habrá sin conquistar. Y con vistas a la vega. No a una descalabradura. Inquiero: ¿A qué contemporáneo habré de acudir que me satisfaga literariamente? ¿A qué coetáneo? Vaya por delante que mi primer vagido lo exhalé en Síbari.
   

domingo, 13 de enero de 2013

52/ Originalidad ingeniada

Gonzalo Torrente Ballester prologó Gárgoris y Habidis. La invención ajena devendría, para él, responsable de nuestra ramplonería. Buda atestiguó que nada es lo que aparenta ser: Gusto, tacto, vista y olfato inocularían la Verdad. Unos pocos fabulan siniestramente el Sistema en que malvivimos. Su postulado: Aherrojar al prójimo. Apague, enuncio, y escurrámonos. La primitiva piel de toro es saldada al preferible postor.

martes, 8 de enero de 2013

51/ Panegírico

A Mercedes de Velilla


Recelabas de la omisión. A los poetas sevillanos ha revenido mi pecho: Nunca te postergaré. Tu obra a nadie agravia. Rezuma perfección. Y, amén de dolerse entre hiperbatones, pureza. Trajiste a la luz cuatro crea-turas. Dos perviven en mi biblioteca. El remanente subsistirá en una que otra abacería. No engrosa el nomenclátor de las tienduchas de nuevo. Otros desgarros de ínfima escisión ocupan su puesto. La actualidad impele. Quienes medís y rimáis sois condenados al ostracismo. El buche de la República de las Letras Post-modernas os regurgita: Jame e indigesten esotros manjares. Yo te trincharé y trituraré y deglutiré para mi sustento. Yo departiré de ti y de tu lira donde toque. Yo no te enterraré. Yo, Mercedes, exhumaré tus restos poéticos sin reconcomio.