jueves, 23 de junio de 2022

374/ "Gente necesaria"

A veces uno se topa con lo extraordinario sin haberlo buscado conscientemente. Otras veces, habiéndolo no solo buscado sino también requerido, lo extraordinario se le escapa a uno de entre los dedos de las manos como un rebelde pez que luchara por sobrevivir y consiguiera al fin su propósito. Buscador incansable, este, de su recién arrebatado hábitat: el agua dulce (o salada). 

     Hoy quiero dar muestra del primer caso mentado: un descubrimiento. Precisaré, por enrevesar un punto la cosa, lo que sigue: que menos se trata de un descubrimiento (siéndolo) que de un reafirmarse en las ironías de la vida con absoluto goce. O que un conocimiento olvidado y desvirtuado por puro egoísmo. O que una enseñanza arrumbada en el trastero de la conciencia, arrinconada entre cachivaches inútiles, entre miedos y olvidanzas y angustias… 

     Hablo de una perogrullada que no por serlo debería someterse a la indiferencia del homo sapiens. Y hablo, por supuesto, de un poema de Hamlet Lima Quintana cuyos versos sencillos (no simples) nos recuerdan la envergadura ética que atesoran algunos de nuestros congéneres. No estaría de más reconocer su valía driblando, por una vez, el maldito olvido que acaba tachando y tergiversándolo todo sin esfuerzo aparente. Y es que, aunque a menudo nos cueste aceptarlo o pase inadvertido, hay en el mundo gente necesaria…

     El poema arriba aludido es este:


     GENTE NECESARIA


     Hay gente que con solo decir una palabra

     enciende la ilusión y los rosales,

     que con sólo sonreír entre los ojos

     nos invita a viajar por otras zonas,

     nos hace recorrer toda la magia.


     Hay gente que con solo dar la mano

     rompe la soledad, pone la mesa,

     sirve el puchero, coloca las guirnaldas.

     Que con solo empuñar una guitarra

     hace una sinfonía de entrecasa.


     Hay gente que con solo abrir la boca

     llega hasta todos los límites del alma,

     alimenta una flor, inventa sueños,

     hace cantar el vino en las tinajas

     y se queda después, como si nada.


     Y uno se va de novio con la vida

     desterrando una muerte solitaria,

     pues sabe, que a la vuelta de la esquina,

     hay gente que es así, tan necesaria.


     Chapó. 

     Y Amén.