Ciertas páginas de Ussía destilan vulgaridad. Refiero Del coscorrón a la seda. Alfonso emparienta aquí a compositores clásicos con un atributo además de con un prototipo taurino. Mozart es <<el genio>>; Curro Romero, su trasunto. Brahms es <<la técnica>>; Dominguín, su correlativo. Beethoven es <<todo>>; Ordóñez, su espejo.
En semejante afán cayó Benedetti cuando escribió Revelación de otoño: relato encastillado en Buzón de tiempo. <<Beethoven “sería” la nobleza “y” Cervantes>>. <<Brahms “sería” la profundidad “y” Shakespeare>>. <<Mozart “sería” la alegría “y” Voltaire>>.
De resultas: Curro Romero representa el júbilo. Dominguín encarna la profundidad. Ordóñez refleja la nobleza. Voltaire invoca el genio. Shakespeare atesora la técnica. Cervantes simboliza la completitud.
Fuerza es reconocer igualdad de criterio entre Ussía y Benedetti. O entre la tauromaquia y la literatura… ¡Mon Dieu! (camino trillado habemus).
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