La presente bitácora elogia la literatura infantil. Exhibe, esta, rasgos que no abundan en su hermana mayor. Tales como: sencillez, claridad, belleza. Ignoro qué está pasando con la literatura para adultos actualísima. La juzgo horrorosa. Oscura. Enrevesada. El término “literatura” no solo abraza la narrativa. El ensayismo no narrativo y el lirismo también se resguardan bajo su capa. En todo ello no hallo demasiado estímulo lector. Excluyo los libros de un breve ramillete de escritores geniales. Un ejemplo: José Antonio Muñoz Rojas. Otro: Álvaro Pombo. Otro: Fernando Sánchez Dragó. Otro: Juan José Millás. Otro: Enrique Vila Matas.
He dicho: José Antonio Muñoz Rojas. No vive. Su obra, sí. Por aguda. Por cadenciosa. Por arraigada. Hoy se le ningunea. Los caminos de la estupidez humana son inescrutables. Lean Cantos a Rosa. Opino (con Aleixandre) que Muñoz Rojas fue el mejor poeta de la generación del 36. Superior, en todo, a quienes mal que bien escribimos versos en el 18. Excepciones hay. Sí. Y qué.
Lo pienso. Lo siento. Lo digo.
Hablaba yo de la literatura infantil…
Cliqueen aquí (un gran ensayo breve. Les merecerá la pena. También su admiración).
Mi gratitud, Juan, eternamente.