El teatro no estaba lleno. Quizá, por la mitad…
<<Esperando a Godot>> (Samuel Beckett, 1953) no convenció a un público acostumbrado a que se lo den todo hecho. Conjeturo; no sé… No le culpo (al público). Yo lo entiendo (al público). Lo engrosé y, como a todos (o a casi todos), tampoco me satisfizo la obra. El elenco (Atalaya) estuvo sobresaliente. Ni un pero que valga en ese sentido. Un solo fallo detecté: uno de los componentes del elenco equivocó el orden de dos palabras de una frase de su parlamento pero, lo digo en su propio descargo, rectificó inmediatamente y la pifia no pasó a mayores. Denotó oficio. Nadie se percató de lo ocurrido. La ovación final del público fue breve. Demasiado. El público, conjeturo, aplaudió (abúlico) a la obra; no al elenco. Único sentido, éste, que hallo a tan vergonzoso hecho.
La representación tuvo lugar en el <<Teatro de la Villa>> de San José de La Rinconada, el viernes 27 de octubre, a las 20:00 h. Duró noventa minutos aproximadamente. Noventa aproximados y fugaces minutos. Repito: el trabajo interpretativo del elenco lo juzgo extraordinario.
La traducción del texto original, al parecer, corre a cargo de Ana María Moix. Signo éste de suficiente calidad literaria. Suficiente y necesaria. Destacar, además, el trabajo de Rocío Ponce (<<Maquillaje, peluquería y estilismo>>).
El elenco era el siguiente: Jerónimo Arenal, Manuel Asensio, Marga Reyes, Aurora Casado y Tomás de los Reyes. Todos hicieron una labor verdaderamente soberbia. Mi gratitud.
La palabra <<absurdo>> asustará a muchos. Algo habría que hacer para evitar esto.
El teatro no estaba lleno. Quizá, por la mitad…
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.