La Natura es un templo donde vivos pilares
dejan salir a veces sus confusas palabras...
(Charles Baudelaire: <<Correspondencias>>)
Existe un poema de Octavio Paz con resonancias borgianas en forma y en fondo. En forma: viento, agua y piedra interactúan entre sí, quiéralo o no la tríada (está, a ello, obligada). En fondo: esto lo constata un verso (el decimotercero: <<Uno es otro y es ninguno>>). Borges reveló esta idea recurriendo al término <<hombre>> (<<Un hombre es todos los hombres>>). No parece lo mismo que estableció Paz en el poema aludido (y, de momento, eludido; por poco); sí, algo similar. De ahí (huelga aclararlo) lo de <<resonancias borgianas>>.
El poema de Paz:
VIENTO, AGUA, PIEDRA
El agua horada la piedra
el viento dispersa el agua,
la piedra detiene el viento.
Agua, viento, piedra.
El viento esculpe la piedra,
La piedra es copa del agua,
El agua escapa y es viento.
Piedra, viento, agua.
El viento en sus giros canta,
el agua al andar murmura,
la piedra inmóvil se calla.
Viento agua, piedra.
Uno es otro y es ninguno:
entre sus nombres vacíos
pasan y se desvanecen
agua, piedra, viento.
Yo quiero poner el foco en el verbo (en los verbos). El agua horada, escapa, anda y murmura. El viento dispersa, esculpe, gira y canta. La piedra detiene el viento, se convierte en copa del agua y, al cabo, calla. Un hilo conductor existe entre las acciones que emprenden los tres elementos. Y es: el punto de fricción habido entre ellos. Se tocan, invariablemente. Se rozan. Se…
Es, lector paciente, ¡la correspondencia!