Refiere un poema (de Juan Ramón): No corras. Ve despacio. Adonde tienes que ir es a ti solo. (Descifrado en Gárgoris y Habidis). Hay, en torno, una glosa: que al perfeccionamiento interior se llega por regresión (¡oh!) y no por progresión. Y se apostilla: eso o la armonía entre conciencia y subconciencia. Tal equilibrio se alcanzaría retrocediendo hasta la Antigüedad.
El aliento de Jung, de suyo, enfría el cogote del lector. Al cabo (otra vez ¡oh!) nos luce el mito.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.