Pongo aquí unas líneas aclaratorias de la significación del espejo en la obra de Borges. Son escasamente ocho pero, creo, suficientes para entender el símbolo. Me corrijo: para vivir el símbolo. La metafísica es arduo trabajo mental. Nunca hay nada esclarecido. Todo parece desvanecerse en una pura ensoñación pasajera y volátil. Todo, menos la codicia de la aprehensión intelectual. La cual no ceja en su empeño de acaparar la realidad circundante sea cual sea. El humo no es ajeno a su circunscripción.
Estas son las líneas a que aludo:
“ (…) En lo atañente a negar la existencia autónoma de las cosas visibles y palpables, fácil es avenirse a ello pensando: La Realidad es como esa imagen nuestra que surge en todos los espejos, simulacro que por nosotros existe, que con nosotros viene, gesticula y se va, pero en cuya busca basta ir, para dar siempre con él” (Jorge Luis Borges. Inquisiciones. Alianza Editorial. Madrid, 2007. Pág., 130).
Espero (más deseo) que este post resulte útil a algún lector del bonaerense.
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