Leyendo un artículo (2010) de Vila Matas he dado con este nombre: Aleister Crowley. Me gusta leer prensa inactual por razones del todo literarias: el tiempo la convierte (o eso me parece a mí) en ficción. Y donde se ponga Ficción que se quite Realidad. Yo no me avengo con aquello de que “a veces, la realidad supera a la ficción”. ¿Me reiré? Lo juzgo una patochada.
Ignoraba la existencia del portador del nombre (y el nombre en sí) mentado y también de la secta que aquél lideraba. No (mágicos caminos zigzagueantes los de la literatura) su máxima: “Haz lo que quieras”. La leí en El sendero de la mano izquierda (Fernando Sánchez Dragó). Inmediatamente la hice mía. Lo que ni Dragó ni Vila Matas airean (que yo recuerde) es la segunda parte de la sentencia “diabólica”. A saber: “Tu voluntad es la única ley. La ley es el amor”. ¡Ojo! Cito de ¿des-memoria? San Agustín (siglo V) vino a decir lo siguiente: “Ama y haz lo que quieras”.
Enrique: “haz lo que quieras”, sin añadidura, no. Yo acojo en mi seno la Regla Áurea.
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