“Quiero reflexionar. ¿Pero sobre qué? Veamos… Sobre la vida. Poco original. ¡Da lo mismo! La vida (firmado: yo). Puedo reflexionar sobre la vida porque estoy vivo. Condición, ésta, indispensable para el propósito que me he impuesto. Un muerto no reflexiona. O sí. ¿Quién sabe? Dudar. Expresar. Sentir. Todo esto forma parte de la vida. Es una reflexión sobre la vida. Una cosa está clara: el individuo que siente o expresa o duda, para lograrlo, tiene que pretender dudar o sentir o expresar. ¡Ya no quiero seguir reflexionando!
...Y despertó al tumbarse en la cama”.
...Y despertó al tumbarse en la cama”.
El escritor vive en un continuo estado onírico. Se cree dormido cuando está despierto y despierto cuando está dormido. ¿Pero a quién le interesa? ¿Y a quién contárselo? Fácil: a otros escritores. El resto de la humanidad no lo entendería. Mejor: no querría entenderlo.
Otra marca del oficio: la soledad. Dicen: “los escritores son solitarios sin remedio ni afán de rectificación”. Pregunto: ¿y por qué iban a rectificar? No. Solitario será el que lo sea y bien hará en regar (en cuidar) su soledad: terreno abonado con la semilla de la evolución interior. Geneviève Rodis-Lewis ha escrito: “(…) Descartes anheló pronto retornar a su soledad para mejor `progresar en la búsqueda de la verdad´". Descartes (¿alguien lo niega?) era escritor.
¿Escribir acompañado? No. ¿Escribir solo? Sí. El “haraquiri” (símil de la escritura) es el acto individual e intransferible a que debe enfrentarse el escritor una y otra vez. ¡Cuidado!: si pretende escribir como Buda manda, si no, siempre puede rodearse de gentes y procurarse cosquillas en la barriga. ¿Y qué texto fabricará entonces? Habrá quien responda a esto: “al menos se reirá”. ¿Añadiré yo: “lo que ya es mucho”? Sencillamente no.
¿Escribir acompañado? No. ¿Escribir solo? Sí. El “haraquiri” (símil de la escritura) es el acto individual e intransferible a que debe enfrentarse el escritor una y otra vez. ¡Cuidado!: si pretende escribir como Buda manda, si no, siempre puede rodearse de gentes y procurarse cosquillas en la barriga. ¿Y qué texto fabricará entonces? Habrá quien responda a esto: “al menos se reirá”. ¿Añadiré yo: “lo que ya es mucho”? Sencillamente no.
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