Las filosofías de Immanuel Kant y Siddharta Gautama tienen un punto en común. Este: que la “totalidad” de las cosas es considerada en sí misma independientemente de las limitaciones de la capacidad perceptiva del hombre. El filósofo llamó a esto “Antinomia de la razón pura” en el libro Crítica de la razón pura. El Buda dijo: “Somos lo que pensamos”. Cabría, pues, deducir que el mundo es lo que pensamos que es el mundo. Ahí está la falacia. El mundo es el mundo y no lo que yo creo que es.
Críticos y demás ralea no estarán contentos con la apreciación anterior. Cada vez que un crítico abre la boca (más el literario) sienta cátedra. Como el político. Como el columnista. Como el bloguero (columnista achicado. O: erudito a la violeta). Lo que todos dicen (lo que todos decimos) no es más que una verdad sesgada. No la verdad recta.
Machado: “¿Tu verdad? No, la verdad,/ y ven conmigo a buscarla./ La tuya, guárdatela”.
No leas, lector querido, a nadie ni nada exclusivamente y sí a todos y todo.
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