lunes, 6 de marzo de 2017

255/ La filosofía poética de Parménides

El archiconocido poema de Parménides da alas a la paradoja. Nadie puede negarle lo que tan poco abunda hoy entre los post-modernos: profundidad. Vuelas, si lo lees, hacia abajo. Aquélla era otra época. Una en que la filosofía se mezclaba con la poesía (acaso la primera sea una suerte de literatura fantástica. Borges dixit). Una en que el vocablo genérico que abrazaba a poeta y filósofo era “creador”. El mentado poema debiera ser (como el If. Como el Bhagavad Gita. Como el Tao Te King) por cada quisque leído. No digo comprendido. Digo leído. Toda lectura deja un reguero de posibilidades… 
     El pasaje (a mi juicio) más significativo y digno de elucubración es este:   
     “(…)
     Pero ven, y te diré, y tú retén las palabras oídas, qué únicos caminos de busca son pensables. El uno, que es y que no es posible que no sea, es la vía de la Persuasión, pues sigue a la Verdad. El otro, que no es y que necesario es que no sea, éste, te digo, es un sendero ignorante de todo. Porque ni puedes conocer lo que no es, pues no es factible, ni expresarlo. 
     Pues una misma cosa es la que puede ser pensada y puede ser.
     Necesario es que aquello que es posible decir y pensar, sea. Porque puede ser, mientras que lo que nada es, no lo puede. Esto te pido consideres. De este primer camino de busca, pues, te aparto, pero también de aquel por el que mortales que nada saben yerran bicéfalos, porque la inhabilidad dirige en sus pechos el errante pensamiento, y así van y vienen, como sordos y ciegos, estupidizados, raleas sin juicio, para quienes es cosa admitida que sea y no sea, y lo mismo y no lo mismo, y de todas las cosas hay una vía de ida y vuelta.
     Pues jamás domarás a ser a lo que no es. Pero tú, de este camino de busca aparta el pensamiento que pienses.
     Una sola posibilidad aún de hablar de un camino queda: que es. En este hay muchísimos signos de que lo que es no se ha generado y es imperecedero, pues es de intactos miembros, intrépido y sin fin. Ni nunca fue, ni será, puesto que es, ahora, junto todo, uno, continuo. Porque ¿qué origen le buscarás? ¿cómo, de dónde habría tomado auge? De lo que no es, no te dejaré decirlo ni pensarlo, pues no es posible decir ni pensar que no es. Y ¿qué necesidad le habría hecho nacer después más bien que antes, tomando principio de lo que nada es? Así, necesario es que sea totalmente, o que no sea.
     (…)”.
     El término “estupidizado” no lo recoge el DRAE. ¿Existe? Practiquemos a Parménides. Si puede ser pensado, obviamente, existe. También persuade. ¿Se ha generado? ¿Es que nunca fue (ni será) porque es? ¿Y qué es? ¿Un todo? ¿Un continuo? Pero el lenguaje, ay, no existió en un tiempo (¿o siempre existió?): habemus, sí, habemus (¡bendita sea ésta!) paradojam.

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