martes, 5 de enero de 2021

343/ Don Perlimplín y Belisa

Nunca es tarde si la dicha es buena. A la vejez viruelas (es un decir) he conocido a don Perlimplím y Belisa, no sé si en el jardín de ella o en el de él, lo cual carece de importancia. Su amor `tampoco´ fue sencillo. ¿Tampoco?: Benedetti hizo comprender al mundo este tipo de amor (el difícil, imposible, casi) con el micro-cuento titulado: Su amor no era sencillo: un hombre y una mujer están obligados a fornicar en los umbrales porque él padece claustrofobia y ella agorafobia. Mario aunó, ahí, ambos conceptos. `Fornicio´ y `amor´ vendrían a significar lo mismo. El amor de don Perlimplím con Belisa en su jardín es menos laberíntico y erótico que trágico. Es sabido que Federico llevaba la tragedia en la sangre.

     En esta joya breve de la dramaturgia lorquiana hay un punto de inflexión de interpretación enredosa: refiero cuando don Perlimplín, casado ya con Belisa, se descubre como el amante “ideal” de ella y ella no se escandaliza. Todavía más: ella no parece querer aceptar la realidad que sus ojos están viendo. Don Perlimplín haría tándem con la imaginación en tanto que Belisa con el deseo. Y cuando la una (imaginación) con el otro (deseo) se junta…

     Veamos, ahora, unos pares adyacentes sin desperdicio (hacia el final de la obrita)...

     

     “Belisa: El olor de su carne le pasa a través de su ropa. Le quiero, Perlimplín, ¡le quiero! ¡Me parece que soy otra mujer!

     Don Perlimplín: Ese es mi triunfo.

     Belisa: ¿Qué triunfo?

     Don Perlimplín: El triunfo de mi imaginación”.

     

     A partir de aquí es el drama. Y que entienda quien pueda.

     Según el editor del ejemplar que manejo de Amor de don Perlimplín con Belisa en su jardín (Colección Huerta de san Vicente. Editorial Comares) no existe ningún manuscrito completo de la obra. Yo tengo la impresión de que a esta no le sobra ni le falta nada. Federico la escribiría entre 1923 y 1925. La dictadura de Primo de Rivera expropiaría todas las copias. Si tengo este maravilloso librito entre las manos es por obra de Pura Maortua de Ucelay y, desde luego, gracia de Margarita Ucelay. Miguel García Posada la reprodujo en Obras Completas (Galaxia Gutenberg). El año 2010 visité la Huerta de San Vicente.

     A todos ellos: Mi gratitud.       

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