El hombre es vaina. Siento ser tan directo (o no). Toda la vida esperando la llegada de un salvador para luego darse de bruces con el uso y abuso de poder. Yo no hablo de la venida de Dios. ¡Líbreseme de ello! Tampoco, de la venida del profeta. Yo hablo de un hombre de mucha carne y poco hueso, con uno que otro cartílago, y atributos divinos y proféticos cuya principal capacidad consistiría en dirigir a la masa hacia su bienestar o su perdición independientemente de permanecer situado en la moralidad o en la inmoralidad o en la amoralidad. ¡Quita! Lo sustancial es la venida del supuesto líder. Es decir: alguien superior al resto de la humanidad, por carácter, por personalidad, por saber hacer. ¡Ptrrr!
En esto soy contrario al dictamen de los noventayochistas.
Veamos…
Maeztu: “Sí, es preciso que surja un hombre-idea que sea al mismo tiempo el hombre-voluntad: el hombre omnipotente, mago hipnotizador que agrupe en torno suyo a cuantos anhelamos una vida más grande”.
Ortega: “Pudo ocurrírsenos acaso, tras de alguna lectura, la sospecha de si habría en nosotros dos de esos grandes hombres que fabrican historia, señeros y adamantinos, más allá del bien y del mal”.
Pío Baroja: “Para llegar a dar a los hombres una regla común, una disciplina, una organización, se necesita una fe, una ilusión, algo que, aunque sea mentira salida de nosotros mismos, parezca una verdad llegada de fuera”.
Salaverría: “Todo el turbio ondular del río de la muchedumbre se dirige a un solo fin, que es el crear un hombre cúspide, como César, como Cristo, o como Borgia, bueno o malo, pero siempre alto. Pero toda idea de mejoramiento, de aristocracia, de dominio y perfección requiere un impulso de combate. El hombre es un animal de guerra”.
Estas pamplinas pueden degenerar y acabar produciendo monstruos…
Hitler: “La providencia me ha designado para ser el gran libertador de la humanidad. Yo librero al hombre de la opresión de una razón que quería ser un fin en sí misma; lo libero de una envilecedora quimera que se llama consciencia o moral y de las exigencias de una libertad individual que muy pocos hombres son capaces de soportar”.
Nota: las citas arriba copiadas han sido extraídas, sin piedad, del libro Biografía de la humanidad (Historia de la evolución de las culturas).
En resolución: Sumo cuidado con lo que decimos y con lo que escribimos. Los escritores (y algunos periodistas) solemos soltar bastantes lindezas porque nos dejamos influir por el sacrosanto estilo. La forma nos forma y nos conforma. ¡Craso error! Pero, ¡divino error! Cuidado, pues, con ir uno por ahí de intelectual cuando es creativo e imaginativo sin podas ni añadidos. No crean nada de lo que digo sin contrastarlo una miaja. Contrástenlo y, posteriormente, si hallan algo de autenticidad (quiero creer que esto no es improbable) asimílenlo o deséchenlo con libertad.
Abel Martín tenia razón cuando, según Juan de Mairena, dijo: “Limpiemos nuestra alma de malos humores antes de ejercer funciones críticas”.
Pues eso.
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