DE BIEN NACIDO ES...
Hay autores <<aminorados>> por una injusticia, digamos, cósmica. A veces, esa injusticia cósmica se vuelve injusticia humana, a secas. Yo no hablo de la injusticia, del tipo que esta sea, movido por parámetros o criterios cualitativos. No. Más lo hago, por el contrario, movido por criterios o parámetros cuantitativos. Les pondré en situación. Un poeta escribe y publica una veintena de libros. Ese poeta nace en la misma localidad que otro cuya fama es del todo universal. Ese poeta gana el mayor premio literario en España después del Cervantes (el <<Nacional de Literatura>>) el año 1971 por el libro <<La duda>>. Ese poeta no es conocido por nadie más allá de cuatro o cinco cracks en la materia. Ese poeta (para más señas: moguereño. Hagamos un poco de justicia, digamos, cósmica…) no fue nadie distinto de Francisco Garfias López. Y yo pregunto: ¿Cuántos de ustedes han leído a Garfias? ¿Cuántos han hecho por buscar alguno de sus libros en los últimos tiempos? Francisco Garfias fue contemporáneo de Juan Ramón. Fatalmente. Ello no es algo que él pudiese controlar; con toda probabilidad hasta estaría orgulloso de no haberlo podido controlar… Y otra pregunta: De no producirse tal coincidencia espciotemporal, ¿habría devenido diferente su carrera literaria? Respuesta: Sí. Un sí rotundo. No es normal, habiendo pasado cuatro maravillosos años en Moguer (como estudiante de ESO y Bachillerato), que a mí no se me hablara jamás de Garfias. Ni tan siquiera en clase de Literatura. No es, como sostengo, normal. Hay que decirlo. Y lo digo.
Vaya aquí y ahora una carta, fechada el 16 de diciembre de 1945, que Juan Ramón dirigió a Francisco Garfias agradeciéndole a este que le hiciese llegar uno de sus libros y alabándolo como persona y como poeta:
<<Mi querido amigo:
Me han llegado de España su libro “Caminos interiores” y las pájinas [páginas] sobre mí que usted leyó en Fuentepiña el año pasado.
Sus pájinas [páginas] sobre mí me llenaron de emoción por el buen afecto que revelan para lo mío, y de gusto por su calidad sentimental e ideal, calidad interior que también tienen los versos de su libro. La calidad interior, la calidad honrada. Eso es todo para mí y en todo. Calidad de personas, de cosas, de pensamientos y de voluntad. Si la calidad lo fundamenta todo, todo será bueno y hermoso. Y entonces nada nos importarán los cuervos de todo jénero [género]. Gracias, mi querido Francisco Garfias, ¿hijo de mi nunca olvidado amigo y compañero Domingo?
Cuénteme algo de usted, de sus padres, de su casa y su vida; de mis amigos; lo que pueda y quiera de su Moguer. ¿Y qué edad tiene usted? Ahora, lejos de España, todo es para mí como un Moguer grande y dominador, y quisiera tener moguereños a mi lado.
Con mis más cariñosos recuerdos para los suyos, un abrazo muy hondo para usted de su agradecido paisano y amigo,
Juan Ramón Jiménez.
Perdóneme esta escritura a máquina. Es por la censura, ya que mi letra dicen que no se entiende.
16 de diciembre de 1945>>.
Francisco Garfias en tiempos de la publicación de <<Caminos interiores>> tendría unos veintidós años. Injusto es pírrico.