jueves, 21 de marzo de 2024

445/ El espejo (III)

No sé cómo he hallado otra reminiscencia (así quiero creerlo yo) en el libro de JRJ: <<Poesía en prosa y verso (1902-1932)…>> (Diputación de Huelva), esta vez con Borges de telón de fondo. Sucede aquélla en el poema en prosa: <<El estrañero>> (op. cit. Pág., 100). Y Dice así:

     <<Me lo encontraba, de pronto, en cualquier sitio (…) Era alto y albino (…) Sacaba su librajo (…) y me decía (…) unas cosas “inintelijibles”, en un castellano inconexo, judío>>.

     Ahora, Borges…

     Del cuento: <<Utopía de un hombre que está cansado>>: <<Me abrió la puerta un hombre tan alto que casi me dio miedo>>.

     Del cuento: <<El libro de arena>>: <<Hará unos meses, al atardecer, oí un golpe en la puerta. Abrí y entró un desconocido. Era un hombre alto, de rasgos desdibujados>>. Y más adelante (parlamento del hombre alto): <<Puedo mostrarle un libro sagrado que tal vez le interese>>.

     Hasta aquí.

     Los hitos son: un hombre alto, misterioso, y un libro no menos misterioso que el hombre alto que lo porta. Un hombre alto que infunde miedo y un libro en exceso raro. Todo lo raro, por cierto, es hondo; más, en estos tiempos que corren…

     Otra reminiscencia borgiana de <<El estrañero>>:

     <<Nadie lo vio entrar>>, con respecto a: <<Nadie lo vio desembarcar>>; sí… <<en la unánime moche>> (<<Las ruinas circulares>>). 

     JRJ y JLB fueron contemporáneos. Ignoro si se leyeron mutuamente. Yo quiero pensar que sí, por afán de una imaginación un punto calenturienta, por la magia de una azarosa y al mismo tiempo sutil convergencia de genios...

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