jueves, 13 de febrero de 2025

469/ Razonar "a posteriori"

Yo no sé cuándo oí hablar, por vez primera, del conocimiento analítico (o: a priori) y sintético (o: a posteriori). El evento tendría lugar en la escuela Primaria o, tal vez, en la Secundaria…; váyase a saber. Ubicado, ya, en la Universidad sí recuerdo haber filosofado un punto sobre ese particular tan sugerente. Puedo asegurar, sin miedo a equivocarme, que en el ámbito de la literatura (hasta Edgar Poe… No había leído yo, entonces, el texto en que Poe da entrada al concepto de <<razonar a posteriori>>) nunca me había topado con tan evocadora materia objeto de divagación filosófica. Pues bien: ayer regresé por los fueros de Poe: leí, al fin y a la postre, Los crímenes de la calle Morgue y quedé (de nuevo) sugestionado con la idea mentada: el pensamiento a posteriori. Escribe, ahí, Poe: <<Seguí razonando en la siguiente forma… a posteriori>> (op.cit., Alianza Editorial. Madrid, 2003. Prólogo, traducción y notas de Julio Cortázar. Esto último, a mi modo de ver, es muy reseñable; por calidad, no por cantidad, de la traducción). A posteriori, es decir, partiendo de las consecuencias del hecho y no de sus causas. O tanto monta: razonando inductivamente. ¡Quia! 

     Quia porque… 

     Nada: que no deja de parecerme insólito que configuremos nuestro mapa mental casi con exclusividad desde la deducción, obviando esa otra cara de la moneda del pensar, la inducción. Nota: rehúso entrar aquí en el jardín del pensamiento convergente y divergente, lateral y…, no. Mejor preguntaré: ¿Qué habría sido de Dupin (el afamado héroe cerebral de Poe) de no haber tomado en consideración dicho raciocinio a posteriori? No habría, éste, resuelto el enigma de los crímenes acaecidos en la calle Morgue (¡ni queriendo!). Pasando por alto la escasa calidad literaria del cuento en sí (se trata, ciertamente, de todo un tostón), no puede negársele al genial y (por suerte) lúgubre escritor norteamericano el honor de ser el padre biológico del relato policíaco y (por ende) de la novela policíaca: ¡<<Meritazo>> donde los haya! 

     Pero, ciego de gusto literario, no <<veo>> la elección de un gorila como ejecutor de un crimen en un relato policíaco… Sé que la historia (eso, al menos, sostienen algunos) se sustenta en hechos reales. Aún así, sigo sin <<ver>> lo del gorila… A veces la realidad y la ficción confunden sus términos; otras, en cambio, éstos marchan por rutas disímiles. Yo, como todo el que me conoce sabe, milito en el equipo de los <<ficcionales>>; con todas mis fuerzas deseo que Poe aplicara el razonamiento a posteriori cuando se sentaba a garrapatear líneas (esto sin duda) destinadas a pasar a la posteridad…

     Sic erat in fatis.                

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.