jueves, 25 de octubre de 2012

31/ Contraste

Los cuadernos de don Rigoberto (Mario Vargas Llosa). El Nobel de Arequipa airea, aquí, la teoría sexual de Anne Fausto-Sterlin. Indáguese… Erotismo y perversidad devienen, en este haraquiri, conceptos semejantes. El ídolo rebate el discurso feminista de la colectivización; a saber: que clítoris y gónadas femeninas son preferentes, en abstracto, a falo y testículos… 

     Desde la respeto más absoluto: me hastía el arte escritural de Vargas; juzgo insufrible su discurso estético. Los libros que pare destilan oficio (sin duda alguna). Adolecen, todos, de una impecable ejecución; instruyen. Ahí, lamentablemente, acaba todo. Los juzgo, no sé…, faltos de gracia. E ineptos (Vargas me perdone. Su prosa, al fin y a la postre, es elevada. Yo lo sé y grito a los cuatro vendavales…) para el narcotismo. Y su musicalidad la entreveo (la <<entre-escucho>>) arrítmica. Discúlpeseme: he de ser sincero.  

     Convengo con el dictamen de Umbral: <<El bien y el mal son clónicos, eternos, y la vida transcurre en un espejo>>. Donde dice <<bien>>, léase: deleite; donde <<mal>>, aburrimiento; donde "espejo", quimera…

     Insisto: sé que la prosa de Vargas es elevada, técnica, académica e inspiradora. Yo no acabo de experimentar deleite enfrentándome a ella… Ciertamente no conozco su obra íntegra. 

     Acaso (y esta es mi socorrida esperanza) me aguarde, subyacente bajo tanto páramo sensitivo, algún sustrato nutritivo que me reconcilie con Vargas y con su pluma…

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.