miércoles, 3 de octubre de 2012

28/ Estulticia venial

Nietzsche infligió un contundente jalón al mundo. ¿Dónde? En El origen de la tragedia a partir del espíritu de la música. La razón del filósofo irguió, aquí, una de sus vigas maestras: lo apolíneo versus lo dionisiaco. 

     Sosiego y equilibrio alumbraban el ideal del hombre en la Grecia Clásica. Historiadores ilustrados y post-ilustrados cimentaron tal creencia. Nietzsche la atropelló. Arrebata que, posteriormente, cayera en la estulticia. Fue cuando enunció que el hombre es a la contienda lo que la mujer al solaz del contendiente… Lo explicitó en Así habló Zarathustra.

     Una que otra voz apela a que su hermana interpoló y falseó sus escritos. Yo no sé quién fue, a la postre, Friedrich Nietzsche. Sí, que adolecía de hocico… 

     Yo no me avengo con esa apreciación, a todas luces, extemporánea de Friedrich. Hoy, por ella, habría que echarlo a los leones… 

     Si lo que Friedrich quiso decir fue que el hombre es objeto de cualquier batalla… Vale. Pero que la mujer sea objeto de placer (en batallas, conjeturo, de amor) para el hombre… ¿Objeto? No, Friedrich, no. 

     Concluyo (azorado): al más inteligente se le escapa una sandez.

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