Nemo propheta in patria.
Muy chico arribó a Málaga <<La Bella>>. Nadie se apene ni se enoje. Lo dejó escrito aquél de quien hablo: Ser no es amar, y quien se engaña muere. Deduzco: Sevilla declinó erigirse matarife suyo. En Diálogos del conocimiento no he topado aún con la Málaga adoptiva. Tampoco con la Sevilla natal.
Pregunto: ¿No era él <<poetaluz>>? Cierto vendavalillo surrealista (¡ufa!) encoge mi ánimo. Una música dialectal andaluza endulza oídos acogotados... Juan Ramón, en el prologuillo a Platero, se liberó mecanografiando: Ni le quito ni le pongo una coma. Yo, a las puertas del Empíreo, jaleo: Olé. ¿He de aclarar que los Diálogos…, de Vicente Aleixandre, me hastían?
Ay.
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