miércoles, 29 de mayo de 2013

72/ Crisopeya onubense

Álvaro Alonso Barba nació en Lepe. Alquimista recalcitrante, zalamero con la clerigalla, era. Parió un Arte de los metales afamado. Lo reivindica Dragó en su Gárgoris y Habidis. Yo voceo: ¡Ijujú! Posee la Onuba cuasi lusitana su hierofante. 

     Lo estrambótico del caso radica en que el alquimista arribó a América (precolombina); concretamente: al <<Distrito inca de Tihuanaco>>, y en calidad de cura, <<adepto>> y evangelizador al par. ¡Ay, sombra que me asombras

     Nadie se asombre ni, por ende, sombrío se halle: esto del par (del <<pluri>>) se huele en la vieja huerta de la alquimia. Los de la panacea universal embarullaban mejunjes sincréticos en busca de Oro. Dicha obcecación, para mí, dibuja con carboncillo una escena táurica: la estocada espiritual sobre el espinazo del iniciado. Un modo éste, como cualquier otro, de crecer padeciendo tormento. Siendo uno cura o, tanto monta, curandero.

lunes, 20 de mayo de 2013

71/ Afortunada incorruptibilidad

La escultura griega arcaica se postuló gritería de colores. Tal aseveración ha alborotado a más de uno (y de dos): y es que se policromaban los modelados con pigmentos chillones. Da pírrica cuenta del lance Miguel Tarradell en El arte griego y romano

     (Visibilizar con rayos X de fábula <<crisoelenfatinas>> (estatuas de oro y marfil) verde limón causa verdadero pasmo. O, lo que se acogería a delirium tremens, la Atenea de Fidias fucsia). 

     Pregunto: ¿Quién adujo que el arte griego adolece de apocamiento? ¿Y quién que se atavía con tedio al resguardo de una producción artística monocroma? Nefasto médium era ése.

     Conjeturo: la bóveda celeste arropa el corpus incorrupto de una asentada fantasía que a Dios gracias, y a menudo, da en el clavo… 

     ¡Albricias!

miércoles, 8 de mayo de 2013

70/ Vicenta, Federico

Días atrás leí Cartas de Vicenta Lorca a su hijo Federico. Qué hallazgo magnífico. Ahí entreví que el poeta zangoloteaba un punto y su mentora le sobre-protegía otro. Además de un García Lorca iracundo y de una Vicenta vaticinadora.

     Verdadera es la carta en que se encastilla lo que sigue: "Federico, no olvides todo lo que te digo y en particular lo de perder el tiempo (…) que para ti es ahora mismo lo que más vale (…)". Quedé estremecido al leerlo… Pensé: de urgencia nos parecen nuestros lapsos cuando su término acecha… 

     ¿Cabe que Vicenta contemplase a su hijo por el ojo del huracán de la vanidad? Legión son las interpelaciones que conminan al vástago a no postergar nada: aclara la <<abajo firmante>> (Vicenta) que su objetivo pasa por que él pueda valerse per se y no su (la de ella) gloria de claustro materno… 

     Ambos devanaron la madeja del amor impar. Ella como lo que era, una madre preocupada, y él en la pose de un niño temeroso de Dios.

     En fin.

jueves, 2 de mayo de 2013

69/ Beldad muñozrojasiana

Demanda mi álter ego: <<¿Cuál es el mejor soneto que has podido degustar hasta hoy?>> Sea. Helo aquí (no lleva título): 

     <<Si te llamo azucena, si te llamo,/ ¿a qué jardín del mundo no le obligo?/ Si te digo romero, si te digo,/ ¿a qué monte del mundo no reclamo// que tenga tu color y olor? Te amo/ por el romero en ti, porque te sigo/ como a jardín del alma que te digo,/ como monte del alma que te llamo.// Y con tanto nombrarte y renombrarte/ sin variar de nombre, a cada cosa/ bella, la voy llamando con mi acento// y las dejo morir al silenciarte,/ y si digo azucena y digo rosa,/ las nombro a ellas, pero a ti te siento>>. 

     Factura: J. A. Muñoz Rojas. 

     Íntegramente daría mi vida de anacoreta por haberlo escrito yo. Cambiaría, por él, toda mi obra. Por él me consagraría a otro menester cuya “concubina” no fuese el abecedario. Con él aludiría a Ella (y ¡a tente bonete!). Escribir de este modo deriva en rectilínea plática con Dios. Me agencio, por derecho, tal soneto como sanctasanctórum personal y transferible… 

     Ave, maestro.