jueves, 2 de mayo de 2013

69/ Beldad muñozrojasiana

Demanda mi álter ego: ¿Cuál es el preferible ejemplar de cuanto florilegio has podido degustar hasta hoy? Sea. Helo aquí (de cierto no aduce encabezado): “Si te llamo azucena, si te llamo,/ ¿a qué jardín del mundo no le obligo?/ Si te digo romero, si te digo,/ ¿a qué monte del mundo no reclamo// que tenga tu color y olor? Te amo/ por el romero en ti, porque te sigo/ como a jardín del alma que te digo,/ como monte del alma que te llamo.// Y con tanto nombrarte y renombrarte/ sin variar de nombre, a cada cosa/ bella, la voy llamando con mi acento// y las dejo morir al silenciarte,/ y si digo azucena y digo rosa,/ las nombro a ellas, pero a ti te siento.” Factura: La péñola, mirífica, de J. A. Muñoz Rojas. Íntegramente ministraría mi vida de anacoreta por haberlo garrapateado yo. Permutaría, por él, mi obra. Por él me consagraría a otro menester cuya “concubina” no fuese el abecedario. Con él aludiría a Ella (a tente bonete). Caligrafiar de esta guisa deriva en rectilínea plática con Dios. Me agencio, por derecho, tal soneto como sanctasanctórum personal (y transferible). Ave, Maestro.          

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.