La escultura griega arcaica se postuló gritería de colores. Tal aseveración ha alborotado a más de uno (y de dos): y es que se policromaban los modelados con pigmentos chillones. Da pírrica cuenta del lance Miguel Tarradell en El arte griego y romano.
(Visibilizar con rayos X de fábula <<crisoelenfatinas>> (estatuas de oro y marfil) verde limón causa verdadero pasmo. O, lo que se acogería a delirium tremens, la Atenea de Fidias fucsia).
Pregunto: ¿Quién adujo que el arte griego adolece de apocamiento? ¿Y quién que se atavía con tedio al resguardo de una producción artística monocroma? Nefasto médium era ése.
Conjeturo: la bóveda celeste arropa el corpus incorrupto de una asentada fantasía que a Dios gracias, y a menudo, da en el clavo…
¡Albricias!
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