martes, 8 de julio de 2014

151/ Querer y no poder

Muchas veces he manifestado mi aversión (y mi asco) a la guerra civil española del 36. Pocas contiendas me han entristecido tanto como esa. Estamparé aquí un romance apócrifo de autor no menos apócrifo recogido en una obra verdadera: Las bicicletas son para el verano; de mi querido Fernán Gómez. El romancillo de marras es este: “Quiero estar siempre a tu lado,/ quiero a tu lado estar siempre,/ aunque se pasen las horas,/ aunque se vayan los trenes,/ aunque se acaben los días,/ y aunque se mueran los meses./ Quiero estar frente a tus ojos,/ quiero a tu lado estar siempre./ Quiero estar frente a tus labios,/ quiero estar frente a tus dientes./ La mariposa se va,/ la mariposa no vuelve./ Sé como la golondrina/ para que siempre regreses,/ que los caminos del cielo/ los encuentra y no los pierde”. Lo escribe y dedica Luisito a Charito poco antes de deflagrar la vergonzosa guerra in-civil. Luisisto no volvió a ver a Charito. El lector/espectador ignora si la muchacha fallece o no en el transcurso de la guerra. Ambos (Luisito y Charito) son adolescentes. La contienda impide que el cuerpo del romancillo se materialice y se haga realidad. Luisito y su familia deben arrostrar los estragos de la lucha fratricida. Y fue entonces el trueque. El vergonzante trueque. Luisito a Don Luis (su padre. Refiriéndose aquél a la madre de un amigo suyo): “(…) piensa que a lo mejor puede cambiar las botellas de vino por garbanzos o por algo así. (…)” Y fue entonces el hambre. El vergonzante hambre. Don Luis a María (excriada. Refiriéndose aquél a su nieto): “Mira, María, no hay que andarse con pamplinas: el niño está hecho un fideo. Ahora veremos si con la maizena que nos has traído…” Sí. El vergonzante y asqueroso hambre. Un inciso. Nota a pie de página. Autor: Eduardo Haro Tecglen: “Las lentejas se convirtieron en el símbolo de la resistencia: `Píldoras de la resistencia del Dr. Negrín´, fueron llamadas. Bien porque en la zona republicana continuaba su cultivo, bien por importaciones masivas, fueron la alimentación besuca del Madrid cercado, junto con las chirlas (almejas pequeñas), los chicharros (pescados de baja calidad) y algunas hortalizas”. Fin del inciso. Y todo para llegar a una supuesta paz. Luisito a Don Luis: “Hay que ver… Con lo contenta que estaba mamá porque había llegado la paz…” Don Luis a Luisito: “Pero no ha llegado la paz, Luisito: ha llegado la victoria. (…)” Asco (lo he apuntado). Vergüenza (lo he apuntado). Sorpresa (lo apunto ahora) por actitudes que algunos, hoy, se empeñan en eternizar… Pobre España. Y pobres españoles. Para que luego digan que el teatro… En Las bicicletas son para el verano se aprende (más se siente) España. O lo que fuera España del 36 al 39 del siglo (casi recién extinguido y aún en vigor) XX. Ay.          

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