¡Qué hartura, padre cura, y qué erre que erre más cansino! Lo de las elecciones catalanas, nen, pasa ya de marrón oscuro. Es la tarde del martes siguiente a la fiesta demócrata (y dominical) catalana y no he pegado ojo en toda la siesta. ¡Qué repetitivo e inútil el discurso de los medios! ¿Hasta cuándo van a bombardearme con lo mismo? ¿Mil y una tardes? Rezo por que no. Pero mil y una veces seguro que sí. Ya sé todo lo que cabe saber sobre la “comunifarra” cuyo pellejo está a punto de reventar. Si no, me declaro en rebeldía, y digo sin alzar la voz pero muy clarito: no quiero saber más. E imploro: cambien ustedes, si us plau, su discurso. Y, para más fuerza, invoco a Buda. O a Mahoma. O a Jesucristo. A la deidad que sea. Y grito: ¡viva la desinformación!
Por más que en los medios parloteen (conjeturen, analicen, divaguen) nada nuevo hay ni habrá bajo el sol. ¡Nada! Cállense los tertulianos y déjesenos respirar a quienes nos interesan otros asuntos que tienen que ver más con la cultura y el arte y no tanto con la política. Sé que mis palabras caerán en oídos sordos y en ojos ciegos. Pregunto: ¿por qué la información “seria” rinde siempre viaje en la ínsula de “Politicaria"? ¿Es una de esas aves de Darwin, la información “no seria”, que nadie ha visto pero sabe que existe o ha existido porque aparece en los libros? ¿Voló y, pues, le perdimos el rastro para siempre? ¿Y es que se ha detenido el mundo tras el donoso escrutinio català? Tertulianos y analistas (son la misma vaina) maceran harina inepta para hacer pan. ¡Y tempranito! Esto por si a alguien se le pegan los párpados del derecho a no estar informado. ¡Que hastío, tú! Nunca una inteligencia versada en política fue acompañada de una amplitud de miras grande. Maliciosa es aquélla y reducidas, de tenerlas, sus miras. Sirva como botón de muestra Maquiavelo. O César. O Carlos V. Uf. ¡Vade retro, Satanás!
Esto es una protesta en toda regla. Áganme un favor los medios: ¡dejen de tocar la bolsa escrotal a este humilde apolítico! Tanto posicionarse, ¿para qué? Si todos son iguales. O peor: coalición, ay, hay. Dar la matraca con lo mismo, una y otra vez, cansa a Dios y a su Padre. Borges sostenía que las noticias importantes no salen en prensa. Yo, donde “prensa”, pongo “medios”. La verdad es una. Las noticias importantes surgen en el seno de mi casa. Y en torno a mis seres queridos. Las otras son parte del engranaje del sistema informativo actual. Ni me van ni me vienen. Ni me rozan ni me tocan. Ni me acarician ni me abofetean. Ergo: me la traen al pairo. Ahora voy a leer a Kafka y que a la España ideológica (y que al mundo ideológico) se las den todas en el mismo lado. Las derechas y las izquierdas con sus respectivos portavoces me la repampinflan del todo. Corto y fuera.
¡Adéu!