domingo, 13 de agosto de 2017

272/ Literatura bajo sospecha

Yo sigo erre que erre con lo mismo. Señores escritores: ¿por qué se lían ustedes más que la pata de un romano? ¿No se percatan de que pueden expresarse sin tanto retruécano ni vuelvo y revuelvo ni… bla, bla, bla? Se abusa del discurso literario. Cada cual que escriba como quiera o pueda. Pero respétese al lector. No se le contraríe con rimbombantes frases ni (lo supuestamente contrario a las rimbombantes frases) vacíos “legislativos” de orden lingüístico. Está feo. Es descortés.  
     Va por vosotros, poetas y narradores post-modernos de chicha y nabo, publicadores allá donde os dejan. O: en "nidos" de no sé qué holgazanes de la palabra y “currantes" del lápiz. Sus ilustradores pasan por genios. Lo son. Sus autores parecen (no digo que lo sean. ¡Buda me libre!) holgazanes. Ni lo uno (complejidad innecesaria) ni lo otro (simpleza insultante) lo juzgo deseable. Como muestra un botón: Déjame morir/sé volver (en clara referencia a una oración de Alejandra Pizarnik que dice: Me iré y no sabré volver). No mencionaré el nombre del autor de esos trabajados versos. Tampoco la editorial que los airea. Para mayor inri: tales versos constituyen un poema. ¿Su título (creo que lo tiene. No está claro si es primer verso)? Los post-modernos reniegan de los títulos poemáticos y del carácter unitario de los poemarios que fabrican. El esfuerzo intelectual del poeta salta, aquí, a la vista. No emplea, éste, signos de puntuación. Una moda como cualquier otra. ¿Por qué tendrán los post-modernos aversión al punto? ¿Y a la coma? ¿Y al punto y coma? ¿Y a los dos puntos? Claro: es el genio y donde hay “Genio” sobra “Esfuerzo”. Todo sale del tirón y sin esfuerzo. Acaso el problema radique en los filtros. ¿Qué filtros (y quién los limpia) aplican estos "nidos" para afirmar o negar la calidad y calidez (o no) de una obra? ¿Hay entre sus filas expertos? ¿Filólogos? ¿Lingüistas? ¿Autores con legitimidad artística y moral? ¿Quién corrige las pruebas? Enuncian a los cuatro vientos que veneran el libro. No solo como tal sino también como objeto de culto. Ahí está la trampa. Los textos que publican son tan deficientes que los dibujos que les anexan se catapultan solitos al estrellato. Pobres poetas creídos poetas y pobres narradores entusiasmados e incapaces de discriminar. Con su pan se lo coman. Espero que esta no sea la literatura que nos depara el futuro. Aunque sea (sé que lo es) presente. Léase: versos y frases de urbanitas con sombrero y micrófono hedonistas y vanguardistas (¿me reiré? ¿Delante de quiénes van?) y trasnochados. ¿”Cul-tu-re-tas”? Moderna de Pueblo retrató a los “culturetas” en Cooltureta (Lumen) a las mil maravillas. Lo diré sin tapujos: falta excelencia. Tanto monta: Superior calidad o bondad que hace digno de singular aprecio y estimación algo.  

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