Tengo asimiladas algunas cuestiones de la filosofía del prusiano. Refieren, éstas, modos de pensar. Lo que aquí se plantea es menos difícil que intrincado. Kant ponderaba la existencia de cuatro “pensamientos” con base en cuatro tipos de proposiciones. Uno: analítico. Dos: sintético. Tres: a priori. Y cuatro: a posteriori. El primero se produce cuando el sujeto incluye al predicado (p. ej., con cierta trampa: “Los políticos charlatanes son charlatanes políticos”). En el segundo no ocurre esto (p. ej.: “Los políticos mienten”. Aquí sin trampa). El tercero depende de la percepción (p. ej.: “Los políticos son servidores públicos”). Si transformamos el anterior ejemplo en un pensamiento a posteriori da lo siguiente, sin trampa, aunque con fino cartón: “Los políticos son servidos por el público”).
¿Estaré confundiendo “churras” con “merinas”?
¿Me habré vuelto sarcástico y, por ello, injusto de pronto?
¿Diré (con Marco tulio Cicerón): ¡Oh, tempora, Oh, mores!?
Continuará… O no.
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