Releo por quincuagésima vez: “Me gustas cuando callas porque estás como ausente”. Amén de: “Me gustas cuando callas y estás como distante”. Y a más de: “(…) como quejándote, mariposa en arrullo”.
Empleé la magia de este poema para, allende los tiempos, escribir “Eros”. Cavilo: ausente permanece lo distante. Y a un palmo de mí se erige el ensimismamiento. La cuarta cuarteta del poema 15 de los Veinte de amor…, de Neruda, comienza: <<Déjame que te hable también en tu silencio>>. El desgarro se aireó en Zig Zag, num. 985, la jornada quinta del mes de enero del año 1924. Aducía este rótulo: Poesía de mi silencio. Permítaseme, por si alguien se obnubila, que puntualice: Poesía de "mi hermetismo". Subrayado e interrupción incidental, aquí, conllevan alma (la mía). A buena entendedora…
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