miércoles, 27 de marzo de 2013

63/ Hinojos fitos

Cada jornada me extasío con Gárgoris y Habidis más de lo fablable. Símil a lo que ha tiempo me aconteciera con La montaña mágica. O con Memoria de mis putas tristes. O, no ha tanto, con El anzuelo. Fernando no le va en zaga ni a Tomás ni a Gabriel ni a David. Hoy ha esparcido su verborrea por la geografía verdinegra del hereje Prisciliano. El propio que fuera obispo de Ávila y santificado por los gnósticos. Las sociedades herméticas, en plena centuria cuarta, carecían de sinrazones. A no ser que saliesen por peteneras y la oficial imperante les degollara el gaznate. Fue justo lo que sobrevino al priscilianismo. Las orgías purgatorias eran, en su seno, pan de hoy sin migajón y más para mañana. ¿Me anatematizarán? Reincido y apostillo: A mayor gloria de los iniciados. Yo prosterno mis hinojos en tierra dragoniana: ¿Pasará el escritor por el preferible ensayista vivo de la piel de toro? Y, ¿habrá fenecido que le sombree?  

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.