Rafael Chirbes entregó Mimoum a la imprenta el año 1988. Anagrama editó la novela. Jorge Herralde recibió el manuscrito de mano de Carmen Martín Gaite. Lo leyó y encumbró. Veinte años después lo re-encumbraría: re-editándolo. Anagrama y Chirbes sincronizaron sus relojes analógicos. Las agujas de éstos vocearon la hora anhelada: la del éxito editorial. Espíritu y faltriquera colmados. Arte y negocio, a paso de mudá, hacia el templo de Nuestra Señora de la Gran Suerte. Meteórica Carrera Oficial. La parihuela del paso, a agigantados trancos, hacia la covacha de los laureles. ¡Buena madrina la Carmen! ¡Quién tuviera padrinos o madrinas así (o asá)! El señor Herralde no escatimó esfuerzos en airear una generosa nómina de nombres que bien-recibieron la obra. Curiosamente (¿por falta de espacio?) solo mencionó uno que la mal-recibió: Juan Carlos Suñén. ¿He dicho que don Jorge fue (y, me parece, es) editor de Chirbes? La Martín Gaite (ay, Carmela) dejó escrito: “La mejor literatura ha sido siempre fruto de la perplejidad, un desafío a la lógica, un rechazo frente a las apariencias de lo necesario. Pero dentro de este enfoque, (…) hay (…) empeños puramente artificiosos, vacíos (…), y otros que desde el principio no suenan a hueco, sino que reflejan una lucha profunda y genuina por parte de la persona que los emprende (…), a través de la cual se pone en juego la propia identidad amenazada de asfixia. Éste es el caso de Mimoum (…)”. ¿Ah, sí? Pues yo estoy con J. C. Suñén. Y con quienes le fueron en zaga y cuyos nombres (¿ignoraré por qué…?) silenció Jorge Herralde. Y le alabo la contramano o el contra-discurso a Suñén. He leído y sufrido Mimoum. Ni mucho ni poco ni nada me ha deleitado. Ciertamente la he encontrado vacía. Fea. Sin enjundia. Sé que es ópera prima. Y qué. Sé que fue finalista del VI Premio Herralde (¡¿Herralde, de don Jorge Herralde…?!) de Novela. Y qué. La peor novela que he leído junto a… Pero como soy de natural masoquista, y no me arredro ante nada ni ante nadie, seguiré leyendo a Chirbes. La mancha de una mora con otra mora se quita. Eso dicen. Otra vez la literatura contemporánea me deja perplejo. ¿Será porque es la mejor? No comments.
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