Acuda raudo a El contemplado quien deseé hallar hermosura textual sin ningún distingo. Acuda raudo a El contemplado quien deseé rociar alma y espíritu con chorros de fresquísimos versos. Acuda raudo a El contemplado quien deseé reflexionar mientras indefectiblemente se anega de vida. Ignore El contemplado quien busque poética superficialidad o lo que se deriva de intercambiar ambos términos: superficialidad poética. Ignore El contemplado quien anhele miopía intelectual de un poeta en sazón. Ignore El contemplado quien eche en falta imágenes elementales que poco engordan el alma de quien las lee, ve o vive. El contemplado: la mejor obra de Pedro Salinas. Arte mayúsculo. Súmmum de belleza poética. Poesía íntegra. Esa que compagina belleza e idea a las mil maravillas. Vaya aquí un ápice de lo que digo: “De mirarte tanto y tanto,/ del horizonte a la arena,/ despacio,/ del caracol al celaje,/ brillo a brillo, pasmo a pasmo,/ te he dado nombre; los ojos/ te lo encontraron, mirándote./ Por las noches,/ soñando que te miraba,/ al abrigo de los párpados/ maduró, sin yo saberlo,/ este nombre tan redondo/ que hoy me descendió a los labios./ Y lo dicen asombrados/ de lo tarde que lo dicen./ ¡Si era fatal el llamártelo!/ ¡Si antes de la voz, ya estaba/ en el silencio tan claro!/ ¡Si tú has sido para mí,/ desde el día/ que mis ojos te estrenaron,/ el contemplado, el constante/ Contemplado!”. Inconmensurable por altura de vuelos poéticos y filosóficos. ¿Resistiré el irrefrenable impulso de airear otro ejemplo? No. Es el que sigue: “Nadie te quiere, o te busca./ ¿Caricias? Mentira.// En el aire no hay amor;/ hay mirlos que silban.// Lo azul nadie te lo da,/ gracia es indivisa,// belleza a nadie negada,/ a nadie ofrecida.// No quiere la luz, por dueña,/ ninguna pupila;// el sol nace para todos,/ y en nadie termina.// Y esa amante misteriosa,/ fugaz, entrevista,// desde los aires la sílfide,/ desde el mar la ninfa,// no es nunca amante, es la amada/ total. Es la vida”. Huelga aclarar que el signo (/) indica cesura final de verso y el sigo (//) cesura final de estrofa. Es sabido que el sol, el son y el sur son fontanales de felicidad. Qué sustancial leer y releer, y volver a leer y a releer, tales metros. Sin rebozo: el mejor poemario a que me he enfrentado (pero también vuelto a enfrentar) en mi solitaria y fructífera vida de lector. Dicho queda.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.