jueves, 7 de mayo de 2020

318/ José García Nieto

Leyendo el discurso de ingreso en la RAE de Fernando Fernán Gómez he topado con José García Nieto. Yo no lo conocía ni de mentas. El año cincuenta y siete ganó el Nacional de Literatura con el libro Geografía es amor y el Cervantes el noventa y seis. Hoy nadie habla de él. Nadie, hoy, habla de su obra. Lógico: escribía como pocos y como difícilmente lo hará alguien en los próximos decenios. Aquí somos más dados a lo posmoderno (¡puaj!) o a lo comercial (¡quita!) ferozmente. Sin un término intermedio. ¡Craso error!
     El soneto abajo transcrito está, conjeturo, al alcance de pocos poetas. Léanlo y disfrútenlo. A estas alturas de la película (de risa) la poesía no va a volver a vestirse de no sé qué ropajes de excelencia. Réquiem por ella y sus artífices. Ojo: lleven estos (o no) sombrero y se posicionen (o no) ante un micrófono en cualquier bar noctívago de la ciudad… Qué pose. Risas.
     ¡Ya va! Nadie se ofusque. El soneto…

     Alta de amor
     
     Para las altas cumbres, alta vida.
     Alta de amor. Voz alta. Alto sendero
     —sierpe de fe y de luz—. Albor primero
     para las altas nubes de tu huida.
     Alta de brisas altas. Confundida
     con el latir más alto. Alto crucero
     por altas costas. Alto mastelero
     para altas velas, altas de partida.
     Alta de ti, ya fiebre de mis pulsos,
     ofreces en tus brazos la balanza
     que iguale en el cenit nuestros impulsos.
     Y al alcanzar tu imagen su infinito
     hay un temor a que se clave en lanza
     y una ambición de que culmine en grito.

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