<<NO SE PUEDE MIRAR>>
Lean <<La noche de los tiempos>> (Antonio Muñoz Molina. Planeta. Barcelona, 2009) quienes deseen tener nociones fidedignas de la guerra. <<Fidedignas>>: una suposición; el autor no ha estado en ninguna guerra, al menos, que yo sepa. Y, de paso, tomen conciencia del monumental error que supone desencadenar o apoyar una (incluso, justificarla, antes o después: anunciación y estela suelen acarrear tanto dolor como la propia guerra). Hay quien se jacta de objetivo y razona a su favor. Ese la interpretará como hito evolutivo de la humanidad. Yo la juzgo una involución en toda regla, un cortocircuito neuronal, una huida hacia adelante (peor: hacia ninguna parte).
Goya acertó el clavo concibiendo y pariendo luego la serie <<Los desastres de la guerra>>. Véanla. Un personaje de la novela arriba mentada, Moreno Villa, dice al respecto: <<Goya se acercó más que nadie, pero hasta a él le faltaba valor [para dibujar con exactitud los dramas de la guerra]. Me acuerdo muchas veces de ese título que puso en uno de los desastres: “No se puede mirar”. Usted por lo menos ya no tendrá que hacerlo>> (op. cit. Planeta. Barcelona, 2009. Pág., 815).
Así es: ni usted ni yo tendremos que hacerlo. Pero tanto usted como yo tendríamos que hacerlo. Refiero no mirar hacia otro lado. El derecho a mirar hacia otro lado, con todo, me parece inobjetable e inalienable. ¡Libertad de conciencia, oh témpora, oh mores! No todo quisque posee la misma perspectiva de las cosas. Esto, por suerte.
He dicho.
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