El humor de que hace gala Juan Eslava Galán me parece rancio, viejuno, maloliente. Todo él expele un tufillo suspendido a media altura que impide al lector <<moderno>> respirar a gusto. Yo ignoraba semejante agravio lector. Al ilustre jienense lo he frecuentado, varias veces, en entrevista y nunca he vislumbrado su afición al bufoneo intelectual. Cuidado: no digo humor, tal cual, sino <<bufoneo intelectual>>. No es lo mismo. El bufoneo se combate con buen humor. Lo cierto es que el populacho ríe con su vertiente <<Gracita Morales>> a la inversa y algo tergiversada: ni Gracita, sino falta de gracia, ni Morales sino (mejor aún) amorales chanzas. Todo viene a colación del siguiente pasaje: <<Entre los traficantes de “carne femenina” no faltaban los mercaderes desaprensivos que daban gato por liebre vendiendo musulmana libre por esclava cristiana. (…) El cliente, obnubilado por tanta y tan exótica belleza, paga lo que le piden por la diosa rubia (de bote) y se la lleva a casa. Aquí piden ocurrir dos cosas. Si la falsa cristiana queda satisfecha del trato y de las comodidades de su nuevo hogar, “engatusa” a su dueño para que la libere y la despose. En caso contrario, se deja de disimulos, y le advierte en correcto árabe que es musulmana y, por tanto, jurídicamente libre. El estafado comprador no tiene más remedio que dejarla en libertad pierde su dinero>>. (Juan Eslava Galán: <<Historia de España contada para escépticos. Planeta. Barcelona, 2019. Pág., 143-144). El entrecomillado me lo agencio.
¡Pobre hombre, <<apaleado>> por tan desaprensiva esclava!
El lector menos juicioso se preguntará: ¿Y dónde está el problema? Entonces yo le responderé: en el tono de burla volcado, como saco de cemento armado, sobre la mujer. Juanito hace esto sistemática e insistentemente en el libro arriba mentado. No es tanto lo que dice cuanto cómo (y dónde. Y cuándo) lo dice. La coletilla <<rubia de bote>> está tan manida por el uso varonil (y mujeril) indiscriminado que ya resulta cargante recurrir a ella una vez más. Juanito la acomete de mil amores. La expresión <<carne femenina>>, perfectamente plástica, en según qué contexto puede llegar a ser hasta punzante. Juanito eleva el brazo ejecutor que clavará la punta con absoluta determinación. Que la esclava sea la que <<engatuse>> a su dueño deja bastante despejado el tufillo de que más arriba hablaba yo…
Siempre lo he dicho y lo diré siempre: defiendo la libertad de expresión en todas sus formas y en cualquier circunstancia y contexto que se precie. Ello no me impide exigir (¡ya puestos!) un poco de elegancia a quien mal que bien lanza al espacio-tiempo mensajes verbales de diversa índole. Y, de paso, también un poco de empatía. No creo que esto atente contra la libertad de decir lo que a uno le dé la real y soberana gana sobre el asunto de que se trate. Yo procuro abrazar el Humanismo (no el feminismo, no el machismo, no el juancarlismo…). Valga, ya que de humor hablamos, la anterior humorada.
Así pues: ¡<<Vade retro>>, Juanito Eslava! ¡<<Vade retro>>!
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