Existe un modo de dejar al descubierto el ego; un modo según el cual (aún sabiendo que es perecedero) podemos llegar a tocar con la punta de los dedos del intelecto una belleza sutil e inalcanzable para algunos alucinados: la escritura. No la escritura en general; la literaria.
Escribir literatura conlleva el riesgo del <<auto-sincericidio>> (en un sentido de introspección brutal, independientemente de que se trate de ficción o realidad, ajena o <<auto>> aquella). El escritor literario se expone demasiado al mundo; a los demás. No sucede así con aquel que escribe desde la objetividad; desde el <<cientificismo>>. Uno perfora y, luego, explora su ego (su psique) y lo desasiste. El otro indaga los egos de los demás para llegar a conclusiones depuradas (eso cree él) de egos. Se trata, en efecto, de una ilusión; pero él no llega a percibirlo del todo. El escritor literario se mueve como pez en el agua en el ámbito de las ilusiones, de los ideales, de los sueños… El ámbito del otro es el del Periodismo. Punto. El del panfleto… ¡Otro punto!
Jung lo denominó así: <<Percepción de la sombra>>.
Arturo del Villar desemboca en esta expresión en el libro <<Crítica de la razón estética: El ejemplo de J.R.J.>> (Los libros de Fausto. Madrid, 1988. Pág., 101). Y lo hace para evidenciar que el inconsciente aflora en acto de escritura. Yo querría añadir la siguiente apostilla: en cualquier acto de escritura, no; sólo en el acto de escritura literaria (la que conecta con la sensualidad y belleza de los <<jardines interiores>>). Es decir: aquella que encierra en sí misma un estilo; un ansia por redescubrir la música de las esferas, de las palabras, de los signos fónicos…
La cita de Arturo Del Villar: <<Según el filósofo suizo [Jung], en el yo existen personificaciones del inconsciente que suelen aparecer en los sueños, pero que también es posible advertirlas en los sueños diurnos o en la escritura de las personas con capacidad intelectual suficiente>>.
(He preferido dejar al margen eso de la <<capacidad intelectual suficiente>>).
Así que ya saben: cuídense de escribir literatura si no quieren dejar su ego al descubierto (alguien podría querer mancillarlo, robarlo…).
En fin.
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