viernes, 28 de septiembre de 2012

27/ ¿Horror vacui?

He empezado a descifrar El anzuelo (David Albahari). Novela servia e impoluta. En la página 35 (Debate) se explicita la idea de que para progresar urgimos vacío. Yo agrego: Y para aprender. 

     Pregunto: ¿Y si mi designio es hallarme? Soledad. ¿Y si mi desiderátum pasa por caligrafiar hondos versos? Zozobra. 

     Vaciarme (fabulo): quedarme conmigo sin remilgos sociales. Vaciarme (conjeturo): desdecirme de lo impersonal y, por ello, transferible. Vaciarme (anhelo): padecer para, de seguido, poseer. 

     Resuelvo ya: la vida radica en medrar desplazando reboses. Pero (duda que me surge ahora), ¿quién recoge esos reboses…, quién diantres los recoge…

     

     Ensimismamiento.

martes, 25 de septiembre de 2012

26/ Amor inteligente

Largo lamento (Pedro Salinas). La estrofa 3ª de “Dueña de ti misma” alude al hado. Usualmente cavilo en las dicotomías destino-carácter, carácter-destino. Que yo forje mi propio albur no me convence. Acaso posea el carácter que el azar (¿Dios?) haya tenido por bien atribuirme. 

     Enrique Rojas parió El amor inteligente en 1997. La obra refrenda lo que a los cuatro vientos proclamó Machado: “Se hace camino al andar”. Cuando la descifré (trotaba 2004) creí ser un excéntrico: a la sazón “amor” e “inteligencia” eran, para mí, términos divorciados. Hoy los juzgo en perfecto enlace matrimonial. Como “pasión” y “tontura” o “afecto” y “emoción”. 

     Buda, Krishna y Jesús de Nazaret impregnaron de filosofía mi espíritu. Entonces deduje que ambular por la vida sin desmejoramiento requería frecuentarles…

     Y todo ello me lo ha sugerido la estrofa 3ª de “Dueña de ti misma”, poema de Largo lamento, poemario de Pedro Salinas. Entre Salinas y Rojas (Enrique) hay (debe haber…) un abismo. Lo que ocurre es que el psiquiatra entra mejor en periodos de bonanza anímica; para los otros (de melancolías postergadas…), el poeta se lo lleva de calle. ¿Y no es esto, pregunto, una essentialis contradictio?

     Regreso, pues, a mi esencia. Yo me quedo con el poeta.

martes, 18 de septiembre de 2012

25/ Renombrado cabaré

Montmartre ubica <<Le Chat Noir>>: un parisino y reputado cabaré del siglo XIX. Me allego a él (virtualmente). En el umbral hay una placa con texto sobre musas y alegría que me subyuga un punto. Me obliga a demorarme. 

     La jornada 13 aconteció, ahí, un festejo: la exposición denominada “Autour du Chat Noir” sobre <<Le Chat Noir>>. Claude Debussy y Signac hollaron sus baldosas. Y Willette. Y Mauppassant. Y Verlaine. Y Caran D`Arche. Y Toulouse-Lautrec. Y Erik Satie… 

     Últimos momentos, de Pablo Picasso, pende de uno de sus tabiques. A este figón mudó su coloquio Émile Goudeau. Clericales y hombres de armas tenían vedado el acceso; no, gente selecta: profetas y mendigos. 

     La muestra se clausurará el 13 del mes que viene. Si pudiera pordiosear, aquí, con mi hatillo de diletante a la violeta… Pero no, “Autour du Chat Noir” y Montmartre tendrán que esperar, a pesar de todo. Lo único que no anhelo tener delante (nunca lo anhelaré. O eso creo…) es el cuadro de Picasso. No hay forma de pintar que yo valore menos. No comulgo con la fealdad hecha arte. É cosí. Y bien que no lo siento.

jueves, 13 de septiembre de 2012

24/ Dialéctica razón

Platón bautizó el método socrático con la voz: <<Dialéctica>>. Kant testimonió las falacias de la Razón en el contexto de la Verdad: Razón y Dialéctica se abrazarían mediante el entendimiento. La propensión del hombre a contradecirse es lo que él denominó: <<Dialéctica>>; o para Hegel: <<Proclividad>> (ídem: del hombre) a trascender sus contradicciones. Todo concepto adquiriría, así, rango de antinomia. 

     Cavilo: España es nudo inextricable de entidades territoriales. Pregunto: ¿Son esas entidades contrarias al concepto de España como unidad? Rehúso responder. Yo propendo a imbuirme de sueños, de arte, de literatura. Punto.

     Los españoles, dialécticamente, no nos entendemos. Pocos hamos leído a Hegel, a Kant, a Platón… 

     En fin.

martes, 11 de septiembre de 2012

23/ Lírica guerrera

Los placeres prohibidos (Luis Cernuda). Muda, aquí, el talante del poeta. Se rechaza la sumisión y se abraza el combate. Rebeldía y erotismo alientan al lector… 

     El año 1931 brota en España el pimpollo de la República. Queda revenido el vástago de Alfonso XIII. Cernuda resuelve enfundarse la guerrera por amor. Toda liza engendra un acto de contrición; todo abatimiento, uno de persuasión. 

     Dos puñaladas en prosa corporeizan las siete primeras embestidas. Pierden (toda prosa es una pérdida) vigor y carácter elegíaco. No las juzgo surrealistas: una métrica con alma matiza el automatismo ilógico. Sendas aptitudes (alma y lógica) no difieren tanto entre sí; no, al menos, en lo que a poesía se refiere. Componer con calculadora puede llegar a comprender alma (léase: <<duende>>) a raudales. Aunque hoy parezca una sinrazón de literato nocherniego; o mejor: diurno (sin micrófono embocado). Risas. Y que entienda quien pueda.

viernes, 7 de septiembre de 2012

22/ ¿Lumbreras anquilosadas?

Ortega y Gasset discernió entre Conocimiento y Creencia. Fernando Savater apostilla: poseeríamos el primero, nos dejaríamos embargar por la segunda. `Poseer´ (DRAE. 2ª acepción): <<Saber suficientemente algo, como una doctrina, un idioma, etc.>>. `Embargar´ (DRAE. 2ª acepción): <<Dicho de los sentidos y potencias del alma: Suspender, paralizar a alguien>>. 

     Las creencias (¿emociones?) nos aquietan y obliteran. Con ideas argumentadas las impugna la filosofía. Aristóteles afirmó que de la semilla del <<asombro>> germina el pensar. No desearía yo obstruir tan aguda perspectiva; logra que <<sea>> (¿que me <<sienta>>?) ufano. 

     Del amor no departiré. Me hastía. Tiene éste menos de conocimiento que de creencia; lo cual me hace sospechar, arduamente, sobre su naturaleza. Una naturaleza, por definición (presumo), <<Idealista>>. Y a mí los idealismos…

martes, 4 de septiembre de 2012

21/ Ofrenda amorosa

Un río, un amor (Luis Cernuda). ¡Cuántos apelativos postergados! Topo, a pie de página, con Buddy Van Arlen (actor). El poeta le ofrendó Duerme, muchacho. El título de la composición era: A Little River, A Little Love. Se publicó en <<Nueva Revista, núm. 6.>> (14 de mayo de1930). 

     Destila desamor. El primer verso alude a la tortura física del retozo; el tercero, recaba el vocablo “impotencia”; el decimosegundo, la locución “árbol crecido”. No había, hasta hoy, prestado oído al citado apelativo. Eros se sobra y se basta para inmortalizarlo. O corre a cargo de Luis en todo este asunto; tanto monta. ¿Y qué decir de la música?… 

     Duerme, muchacho adolece de una musicalidad a la vez extraña y atrayente; reseca y húmeda, como piedra de río moribundo, todavía sonoro (e incluso sonántico). Un <<río>> que no es <<amor>>. Un <<amor>> que es <<río>> reseco…

     Compadezco infinitamente a Luis.

20/ Norma Jeane

Me habría complacido frecuentar a Norma Jeane Baker. Destapar lo que su careta actoral encubría. No fue ella venturosa. Mucho (demasiado) coqueteó con Freud. Padeció a James Douhgherty, a Joe Dimaggio, a Arthur Miller. Anheló amor y halló sólo sexo. Su psicoanalista infirió, de ello, un comportamiento autodestructivo. Norma Jeane lloró al par que rió. Norma Jean ambuló más que se aquietó. 

     Con el correr del tiempo arribarían los espaldarazos profesionales. Prematuramente codició morir para fintar la decrepitud. Lo lograría el año 1962. Kennedy y su proxeneta alentarían el fatal final. No está claro del todo. A la sombra de ese misterio reverbera el mito. 

     Yo me habría prendado de Norma Jeane Baker de no encarnar, ella, a Marilyn Monroe. Marilyn seducía; Norma Jean, conjeturo, enamoraba. Marilyn excitaba; Norma Jeane, conjeturo, inspiraba.

     Entrego, ahora y aquí, mi palabra.

     Sólo es intuición. No doy fe.


     Requiescat in pace.