Nadie computa nada más allá del amor.
La metafísica hegeliana se ningunea. El ingenio es inadvertido. Cruzar el rubicón se torna utopía…
Facilismo y celeridad aceitan el engranaje de la poesía post-moderna. Propendo a creer que nos aprovecharía bastante eludir la 1ª y 2ª persona del singular en lo poético; a pesar de Parra y su <<Antipoesía>>. Una que otra cumbre del espíritu poético habrá, digo yo, sin conquistar y con vistas a la vega; no a un descalabro.
Pregunto: ¿A qué contemporáneo habré de acudir, hoy, que me satisfaga poéticamente? ¿A qué coetáneo? Vaya por delante que mi primer vagido, por suerte, lo exhalé en Síbari. Apunte, me parece, importante…
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