miércoles, 23 de enero de 2013

54/ Ficción real

La biblioteca de Babel borgiana deviene arquetipo universal. Sus muros abrazarían todos los libros verosímiles. Regularmente acudo a ella. Se ubica a escasos dos metros de mi silla de laboro. Hoy he vuelto a incursionarme por Gárgoris y Habidis. Una de sus páginas me ha impelido a evocar La casa de Aizgorri, de Pío Baroja. Ha acaecido por mor de una presa. El numinoso mamotreto engalana tan trillado motivo con narraciones míticas y bíblicas. Debajo subyace el mito del Arca de Noé. Hay un héroe, Hu, que resuella junto a un lago con dique. También su esposa. Y un castor que se consagra a horadar el represor pluvial. A la escorrentía superviven héroe y consorte y una pareja de cada especie animal. Burlan a la Parca a bordo de una barca. Hu es lisonjeado. Valle Inclán reveló que la novela se le figuraba inmersa en neblinas: Por sus renglones transitarían vidas de ensueño. ¿Ergo: De mito? Concurren el castor y el ídolo (Mariano) y su potencial consorte (Águeda). Y la retenedora pared. Cabría amalgamar los conceptos “niebla”, “vida” y “ensueño”. Inquiero: ¿Y los libros con la vida? ¿Y la vida con los mitos? ¿Y la ficción con la realidad? Somos mamelucos, ay, de una fábula iterada.

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