Gárgoris y Habidis satisfará a lectores intolerantes. Una plumilla quevedesca lo rubrica: Fernando Sánchez Dragó. Pregunto: ¿Osaré incursionarme en sus mieles hasta el final?… ¿Y si me sumerjo y ya no puedo salir a flote?… Novecientas páginas de alta literatura ahogan al más pintado. Le extasían. Le obnubilan. Le despeñan (de esta última consideración, dejemos los riscos aparte…).
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