Mi infancia es memoria de una plazoleta granadina.
De ordinario digo que broté en <<Gralhambra>>. Tan maravilloso topónimo se me antoja connatural. Pere Gimferrer alude a Granada y a la Alhambra en su Rapsodia. Un nombre exhuma: Moraima. Al descifrarlo evoco a Boabdil. Ambos (Moraima y Boabdil) se bienquisieron en la algebraica ciudadela como Rosalinda y yo. Y ambularon por entre sus jardines como Rosalinda y yo. Y se acodaron en la baranda de la Sierra Nevada como Rosalinda y yo.
Regreso a <<Rosalhambra>> con visos de morriña. Anhelo imbuirme de ella y de su inocencia andalusí: amor primigenio, sueño inmaduro y lírico de mi desvelo… Luego, retornaría Sevilla y arribaría Huelva.
Permítaseme que priorice plazoleta, niña y ciudadela sobre sendas metrópolis de mi corazón…
<<Rosagralhambra>> rezuma inmortalidad.
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