Más Idilios. Que Juan Ramón Jiménez explique qué acontece al hombre cuando éste padece un cuadro de astenia primaveral: <<(…) Un vago calor frío/ achica el corazón y no sabemos/ qué hacer y vacilamos y una tristeza/ fugaz ensombrece/ la ilusión de verdad y belleza:/ ¡oh, noche, oh sombra, oh muerte/ que detienes la cabeza!>>. Y hasta el cuerpo, me atrevería a apostillar yo; cuerpo, cabeza y espíritu, para ser del todo exactos. Pero ¡hete aquí! que no hay noche sin día; y viceversa. De modo que aguardemos pacientemente a que el sol de la plenitud espiritual, mental y física salga no por donde quiera sino por donde debe: por el sabio y chocante Oriente.
Ahora, permítaseme que acabe con un fragmento poemático de Federico García Lorca (invirtiendo, eso sí, el orden estrófico). Dice así: <<¡Alma,/ ponte color naranja!/ ¡Alma, ponte color de amor!// En la mañana viva,/ yo quería ser yo./ Corazón>>.
Pues eso: Que yo acabe siendo yo y que tú, hombre o mujer que pierdes el tiempo leyéndome pudiendo leer a Borges o a Edgar Poe o a Álvaro Pombo, lo avistes (o vislumbres que, para el caso, es lo mismo).
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