jueves, 27 de marzo de 2014

130/ De JRJ (III)

Todavía más Idilios. ¡Habla, Juan Ramón: dime, dile y diles algunos versos representativos! Y el poeta habló: <<Al encontrarte, Amor, hallé el Idilio (…)// ¡Ay! ¡Ojos del Idilio/ claros, marinos, entre tiernos tallos/ que colgaban de verde (para mí azul) aquellas trenzas (para mí guedejas a su aire)/ de oro, sobre los finos hombros blancos!>>. Y qué digo, si puede saberse, yo ahora… Inmerso estoy en una pesadilla: Ella me persigue noche y día y tarde y… ¿es que me dejo yo atrapar? Pues sí. Me dejo. Demasiado se está alargando ya la agonía en carne (la mía) propia. Aunque lo es, digo: la agonía, mental y solo mental… Lo juro. Pero de pensamientos vive el escritor. ¿Y de palabras? No, no. Éstas se las acaba llevando el viento. Más vive de su alma (la de las palabras), de su esencia (la del alma de las palabras), de su contenido (el de la esencia del alma de las palabras). Entonces oigo una voz…: ¿Es que las palabras se las lleva el viento? Y otra…: Un, dos, tres… ¡Despierta!

     Nada: sigo embelesado en los brazos de Morfeo feo y embrutecido por los dislates comunes de los sueños agónicos y alegóricos… <<Pero qué diantres digo>>, digo yo ahora.

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