viernes, 31 de julio de 2020

332/ Cantad, cantad, benditos...

Su Divina Gracia A.C. Bhaktivedanta Swami Prabhupada reflexiona sobre la ley de acción y reacción en el libro Samsara (La rueda del destino). Su Divina Gracia es fundador de la Asociación para la Conciencia de Krisna. Ello no le resta una pizca de credibilidad. Tampoco se la da. Este señor es (o fue. Falleció en 1877) quien es o fue y yo, lector, soy quien soy exclusivamente. Todavía vivo y coleo. ¡Y que sea por muchos calendarios! Jesús de Nazaret me oiga.
     Entre los estantes de mi librería solo hay un libro cuya autoría pertenece a Su Divina Gracia: el mencionado más arriba. He dicho: “Pertenece”, como si la autoría fuese algo material, y no. ¡Pero re-no! Es algo espiritual. Justo sobre esto escribe el autor del libro traído, aquí, a colación: lo material y lo espiritual eternamente enfrentados. Recurriré al latín (más bello): lo material y lo espiritual enfrentados per saecula saeculorum. Parece cierto que toda evolución lleva consigo aparejada algún tipo de involución. O dicho de otro modo: que todo progreso produce retroceso. 
     Veamos qué dice al respecto Su Divina Gracia…

     KARMA, LA LEY DE ACCIÓN Y REACCIÓN     

     Cuanto más se canta, más se disipa la oscuridad de muchas vidas. (…) Por el hecho de cantar, podemos limpiar el polvo del espejo de la mente y percibir las cosas de forma muy definida. De esa manera, sabremos lo que somos, lo que es Dios, lo que es el mundo, cuál es nuestra relación con Dios, sabremos vivir en este cuando, y cómo será nuestra siguiente vida. Esa clase de conocimientos no se enseña en las escuelas; ahí solo se enseña a fabricar o a adquirir productos para la complacencia de los sentidos. Existe una ardua lucha constante, la lucha del hombre por dominar la naturaleza material. Sin embargo, por cada comodidad que logra producir, hay un inconveniente que la acompaña. (…) De modo que estamos desperdiciando nuestro tiempo en construir muchísimos dispositivos que nos brindan una comodidad temporal y artificial al precio de una cantidad proporcional de inconvenientes. Todo esto es parte de la Ley del Karma, la ley de acción y reacción. Para todo lo que hacemos hay una reacción por la cual nos enredamos.
     
     Me lo temía: lo que parecía cierto es, en realidad, verdadero. A cada paso que damos hacia adelante le siguen dos hacia atrás. Esto en lo espiritual. No en lo material. Nuestra saca está rebosante por momentos (la que lo esté. Ay). Nuestro corazón, no. Y nuestra alma, menos. Tendríamos que hacer algo para arreglar tan horrible situación. ¡Tate! Su Divina Gracia A.C. Bhaktivedanta Swami Prabhupada lo dice alto y claro: cantar.
     Cantemos, pues, y bailemos al son del cante.
     Yo propongo esta aria de Mimí en La Bohème de Puccini: “Vivo sola, solita, en una habitación pequeña/ desde donde miro el cielo,/ mas cuando llega el deshielo,/ el primer sol es mío,/ el primer beso de abril es mío…”.
     Aquel que posee “el primer beso de abril” y “el primer sol” posee, ya, mucho. Incluso más de lo imaginable. Posee, por así decir, la vida. 

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