miércoles, 17 de mayo de 2023

416/ "Los hermanos Machado"

Hoy ha acudido a mi memoria la vez en que fui al teatro a ver <<Los hermanos Machado>> (Alfonso Plou. <<Teatro del Temple>>). Varios meses hace de eso. Recuerdo a los actores protagonistas y a la actriz secundaria. Ellos: Carlos Martín (Antonio Machado) y Félix Martín (Manuel Machado). Ella: Alba Gallego (siete interpretaciones. Una: Lali. Dos: Lola Membrives. Tres: Leonor. Cuatro: Guiomar. Cinco: una prostituta innominada. Seis: Ana. Y siete: Paca. Esta última era la sirvienta que se pasaba a diario por el piso de los Machado en Madrid para evitar que quedara en estado de abandono durante aquellos tiempos de guerra). 

     Deseo resaltar el trabajo actoral de Alba Gallego. Siete roles en una obra. Todos ellos <<fabricados>> a la perfección. Alba Gallego se me antoja actriz sin igual. Carlos y Félix Martín hicieron un trabajo fantástico. El caso de Alba Gallego sobrepasa cuanto, hasta ahora, he presenciado sobre unas tablas.

     Al ser preguntada sobre cómo había hecho para no extraviar personalidades, o para no mezclarlas, la actriz respondió: <<Algunas personas se mueven por el plano racional, por el emocional o por el instintivo; y es buscar cómo se mueve [cada] personaje>>. Alba Gallego, en efecto, conocería el <<Eneagrama de la Personalidad>> de Claudio Naranjo: 27 personalidades diferentes. Algunas de ellas comparten esencia. Ninguna es igual a otra. Las 27 repartidas en tres ámbitos: visceral, emocional y mental. Una actriz diferente. 

     Al inicio de este post he dicho: <<actriz secundaria>>. Diré ahora: <<actriz esencial>>. La labor de Alba Gallego en esta obra sobrevuela la de Carlos y Félix Martín (ninguno, por cierto, hermano del otro).

     Hoy ha acudido a mi memoria <<Los hermanos Machado>> por yo no sé qué asociación de ideas. Recuerdo los rostros de los dos actores y también el de la actriz. El de Carlos, desemejante al original. El de Félix, ídem. El de Alba… 

     Salí del teatro compadeciéndome de Manuel Machado y reafirmándome en mi empatía por Antonio. Sentí inmensa pena por la madre de ambos creadores: Ana. Emocionalidad esta, sí, en estado puro. La literatura en movimiento, per se, la acapara.

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