jueves, 27 de diciembre de 2012

49/ Recitador señero

Un poeta afirmó que la contemplación es horma del amor. Mercedes de Velilla juzgaba independientes sendos actos: Amar y contemplar. 

     Y mirar difiere de contemplar. Lo primero implica ojos. Lo segundo, mente y espíritu. Lo mismo acaece con la lectura y el recital. No se lee, conjeturo, de adentro a fuera. Ni de afuera a dentro se recita. Declamar conlleva exponer el orbe en las declinaciones vocales. O en la cadena fónica. Un recital deja de incumbirme desde sus inicios… No considero sino señero al recitador.

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