lunes, 5 de noviembre de 2012

33/ El espejo

Recién he finiquitado mi lectura de la tríada de amor de Pedro Salinas. Tres poemarios descifrados tres veces cada uno y en tres efemérides dispares: 12 de junio, 30 de julio y 4 de noviembre de 2012. Seis años requirió su autor para parirlos. ¡Que inicuo oficio el de la literatura! Son: La voz a ti debida (1933), Razón de amor (1936), Largo lamento (1939). En el primero se canta al Eros ideal. El ulterior deviene una prospección especulativa por el amor agenciado. El postrero vivifica a Cupido, y a la flechada, desde la memoria. Un signo de este me ha deleitado sobremanera: El espejo. En él, con ella, se vio una jornada reflejado el yo poético. Luego solo escrutará sus propios fantasmas. Una fugaz cavilación le devasta: Que ella avizorará su efigie con ojos que en los suyos se revelaran. ¿Cabe mayor lirismo? ¿Ni vislumbrarlo mejor y más hondamente? Don Pedro: Mi gratitud.     

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