viernes, 16 de noviembre de 2012

36/ Detonante borgiano (II)

El surrealismo literario estomaga. Así enunciado cabría lapidarme. Múdense quienes lo ansían porque el detractor es Borges. En El informe de Brodie alude al facilismo de las revoluciones estéticas. "Fácil" es adjetivo que estigmatiza. Yo fui un surrealista convencido. Los atributos clasicistas de esfuerzo y rigor han sido escamoteados por el arte. Atrevimiento y diversión entrelazan su razón de ser. El entretenimiento se transforma en lacra. La costumbre, en norma. Acaso entremezclándolos acaezca el prodigio. Hay libros que podrían concebirse en un minuto. Otros, en poco más habrán de haberse escrito. Lo simple no es sencillo. Juan Ramón Jiménez aseveró que la Perfección se halla en la espontaneidad y en la sencillez. Cavilo que lo fácil es más espontáneo que lo difícil. Presumo que frente a una espontánea comodidad lingüística cabría argüirse otra que la refutase. Se nomina, comúnmente, Corrección. De la genérica Vanguardia no opinaré.      

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